La verdad es que el gobierno le tiene ganas desde hace tiempo. Razones le sobran: a Henry Ramos Allup no le perdonan, entre otras cosas, su inteligencia (virtud de la que carecen los políticos rojos), su buen juicio, su popularidad, su cacumen, su humor lúcido y brillante y hasta su elocuencia campechana. No le perdonan, en suma, la posición de liderazgo que ocupa en la orilla opuesta ni el vigor que demuestra en cada discurso.
El periodista Miguel Salazar sugirió en una columna que publicó en su portal Las verdades de Miguel que el presidente de la Asamblea Nacional, diputado Henry Ramos Allup, «podría ser separado de su cargo y procesado».
Salazar se refiere al conflicto trancado y de frente entre el Parlamento y el Tribunal Supremo de Justicia, que «está en progreso y no se vislumbra una salida negociada».
«Sin duda, está planeado un conflicto de poderes. A la Asamblea Nacional el TSJ (en Sala Plena) responderá con un antejuicio de méritos en contra de su presidente (Ramos Allup), aunque la vía expedita sería dejar que su Sala Constitucional declaré la inconstitucionalidad de los actos de la AN, específicamente aquellos que colidan con el funcionamiento del Estado», adelantó Salazar.
El periodista también se refirió a la solicitud que hizo al TSJ el abogado Luis Alberto Rodríguez, quien pidió al máximo tribunal del país enjuiciar a Ramos Allup por estar presuntamente incurso en el delito de conspiración.
«No obstante, llama la atención que el TSJ no haya procedido en el caso de las injurias proferidas por el mencionado funcionario en contra del máximo tribunal«, apuntó.
Si se lee entre líneas las palabras de Salazar, podría pensarse que alguna añagaza prepara el TSJ, o lo que es lo mismo decir, el gobierno, pues aún no ha actuado en contra del presidente de la Asamblea Nacional, aunque hay una amenaza latente.
Es evidente que Ramos Allup tiene la espada de Damocles sobre su cabeza. Algo trama el régimen, que no da puntada sin dedal. Tal vez es por ello que el periodista insinúa que no debe subestimarse la petición del abogado Rodríguez.
«La intemperancia del parlamentario presidente de la AN quedó de manifiesto cuando en distintas oportunidades ha injuriado a los magistrados del TSJ, después le puso plazo de salida al presidente de la República y finalmente se extralimitó en sus funciones con respecto a las relaciones internacionales», puntualizó Salazar.
Con todo este escenario de fondo, el periodista también recuerda en su artículo un episodio de 1996, cuando, al salir de Yare, Hugo Chávez inició una gira por varios países latinoamericanos.
«En aquella oportunidad desde Panamá declaró que el G/D Rubén Matías Rojas Pérez, comandante general del Ejército, estaba conspirando para derrocar a Rafael Caldera. En una rueda de prensa le preguntaron a Caldera sobre lo que dijo Chávez acerca de su yerno (Rojas Pérez), y el entonces presidente, en tono socarrón con una implícita amenaza, replicó: Yo creo que el comandante Chávez está oloroso a Yare. 20 años después, el presidente de la AN pareciera estar oloroso no a Yare sino a Ramo Verde«, rememoró Salazar.
Redacción Maduradas