Una mujer de nacionalidad venezolana, de 40 años de edad, perdió ambas manos mientras trabajaba en una fábrica clandestina de suela de zapatos en el distrito de Los Olivos, en Perú.
En declaraciones ofrecidas al Diario Correo, Johana Bastidas Terán indicó que la abogada de la empresa le habría puesto “precio” a sus extremidades.
“Perdí mis dos manos, tanto la derecha como la izquierda. Yo ya no me puedo valer por mí misma, no puedo hacer nada, no puedo trabajar. Mi vida cambió completamente”, relató a ATV Noticias.
De acuerdo con Diario Correo, la migrante tenía un mes trabajando como obrera en la fábrica. La madre de familia laboraba casi 12 horas al día, sin contrato, sin seguro médico ni implementos de seguridad.
El incidente ocurrió cuando Bastidas Terán manejaba una máquina inyectadora de calzados y sus manos quedaron aplastadas por la prensa durante casi 30 minutos, triturando todos sus dedos y gran parte delas palmas.
“Mi hermana empezó a gritar, a ver como sus manos se iban moliendo, como sus dedos iban sonando sus huesos. 25 minutos más o menos quedó sus manos atrapadas ahí”, dijo Yenny Bastidas.
ATV Noticias indicó que la migrante fue trasladada a una clínica en Surco, donde los médicos no pudieron salvar sus manos, después de ser sometida a cinco operaciones quirúrgicas.
Tras lo sucedido, Bastidas Terán pide una reparación civil. La respuesta de la abogada que representa la fábrica clandestina, Martha Leo, le respondió: “¿Usted sabe cuánto cuesta un muerto, señora, en la Fiscalía? Un muerto, S/5.000. Una mano, ¿cuánto cree que cuesta? 2 mil o 3 mil soles, por eso le digo. Es mejor que él le pague la indemnización. Acá en el Perú es así”.
Redacción Maduradas con información de Diario Correo.
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