Ha transcurrido una semana desde el inicio del proceso judicial conocido como el “caso Pélicot”. Los ojos del público están puestos en los 51 acusados de agredir sexualmente a Gisèle Pélicot, una mujer de 71 años de edad que soportó años de abusos bajo la mirada cómplice de su esposo. El modus operandi consistía en que él le suministraba ansiolíticos antes de los encuentros, dejándola inconsciente mientras otros perpetraban las violaciones.
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Ante sus abusadores, Gisèle Pélicot declaró el pasado miércoles 4 de septiembre: “No son escenas de sexo, son escenas de violaciones. Hay dos o tres encima de mí y yo estoy inerte”.
La víctima y su familia han encontrado respaldo en colectivos feministas como “Les Amazones d’Avignon” y “Osez Le Féminisme 84”. Estas organizaciones han llevado a cabo protestas en toda Francia, denunciando la impunidad de las violaciones y exigiendo justicia. Gracias a los videos almacenados por Dominique Pélicot en un dispositivo USB, se han identificado a los 51 acusados, involucrando a al menos 83 hombres en una red de abusos.
La lista de acusados incluye profesores, bomberos, policías, artesanos, periodistas, electricistas y enfermeros. Expertos señalan que ninguno presenta patologías psicológicas notables, pero sí comparten un sentimiento de “omnipotencia” sobre el cuerpo femenino. Algunas seguidoras de las Amazonas de Aviñón han reconocido nombres familiares en la lista, como el número 20, que según un mensaje difundido, “destruyó la vida de una mujer”.
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Aunque muchos acusados alegan que supuestamente creían que Gisèle estaba dormida, los videos filtrados dejan pocas dudas sobre la realidad de los abusos. Además, el principal acusado, Dominique Pélicot, ha sido relacionado con otros crímenes a través de su ADN, incluyendo un asesinato en París en 1991 y una tentativa de violación en 1999.
Hasta abril de 2022, la ley francesa prohibía grabar juicios, excepto aquellos que formaran parte de la historia del país. Sin embargo, se permitió la publicación de grabaciones de audiencias una vez cerrado el caso, siempre con el consentimiento explícito de las partes implicadas.
Aunque el proceso es público, se debe respetar la presunción de inocencia. Si los acusados resultan culpables, no habría consecuencias para quienes difundieron sus nombres. No obstante, si alguien es exculpado, podrían enfrentar cargos por denuncia calumniosa.
Que la vergüenza cambie de bando.
Que se avergüencen ellos.
Aquí los nombres de los violadores de Gisèle Pélicot. pic.twitter.com/5lo6QhDDHW— Paloma (@PalomaEsSe) September 6, 2024
Redacción Maduradas
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