En la búsqueda de mejorar la calidad de vida, los venezolanos padecen gran cantidad de vejaciones y soportan muchas situaciones para migrar del país.
EFE
Ese es el caso de muchos venezolanos que intentan, por todos los medios, ingresar a Estados Unidos. Ese fue el caso de Nerly Torres, quien estuvo hacinada por espacio de 2 semanas, en un refugio en México con su hija de 2 años de edad.
Allí, denunció, tuvo que dormir en el suelo a la espera de que llegara su turno en una lista con más de 900 personas que esperaban aprobación de solicitud de asilo político en Estados Unidos.
«Dormíamos en el piso, en unos colchones horribles (…). Había muchos venezolanos, pero casi todos eran cubanos (…). Había un solo baño para todos. Teníamos que turnarnos para comer«, explicó la mujer.
Detalló que son muchos los migrantes provenientes de Venezuela y Cuba, y que se atreven a cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, poniendo sus vidas en riesgo de ser secuestrados por bandas que operan en el puente de Reynosa.
«Ahí trabajan los zeta. Si los zeta te agarran, no van a saber más nunca nada de ti. Ese es el riesgo. El miedo no es al funcionario (estadounidense), el miedo es a ellos», aseveró.
Detalló que los vehículos que pasan por el puente no pueden detenerse en este, por lo que los migrantes tienen que, literalmente, “lanzarse” de los carros y correr para llegar a territorio estadounidense.
«Yo corrí con mi hija por todo el puente, lo cual son 2 kilómetros y medio», añadió.
Redacción Maduradas
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