Hoy en día, un simple billete de 100 bolívares “fuertes” alcanza para tal vez dos panes canilla, si es que hay; para comprar un agua, pagar el pasaje del carrito por puesto o para comprar un paquete de chicles marca Mentos (el resto de las marcas pasa de los 100 bolívares). Un café pequeño en una panadería no se consigue por menos de los 120 bolívares.
Pastelitos, empanadas, jugos y la clásica Malta son parte de un desayuno rápido que ya no se pueden adquirir ya con nuestro billete de mayor denominación. Ni siquiera un refresco se podría comprar con el billete que tiene la cara de Simón Bolívar.
El venezolano suele contar con gran nostalgia de todo lo que podía comprar en el pasado con los viejos billetes de diez bolívares. Se podía comprar dos panes canilla, un litro de leche, medio kilo de jamón y medio kilo de queso, y si querías te comprabas unos panes dulces.
El equipo de reporteros de El Nacional salió a la calle para preguntarle a los venezolanos qué pueden comprar con un billete de 100 bolívares. Algunos respondieron con risas –como si la pregunta fuera una especie de burla-.
La mayoría de los encuestados respondieron de inmediato con una «NADA», bien tajante. Otros usaron más la imaginación y recordaron que el billete aun puede ser utillizado para pagar el transporte público, comprar dos panes canilla, un agua, un caramelo o para comprar un paquete de chicles, marca Mentos.
Algunos con resignación manifestaron que el billete de mayor denominación en el país ya no alcanza ni para un café, ni para un helado, ni para un chocolate, ni para un refresco.
«Un refresco vale 170 bolívares, un café vale 120 bolívares, y un helado 150 bolívares», dijo una señora. «Para comprar comida en la calle no alcanza», señaló otra señora molesta.
Otros aprovecharon la pregunta para reflexionar sobre la terrible situación económica que atraviesa al país.
¿Y LAS MONEDAS DE UN BOLÍVAR?
Un reportaje realizado por Adriana Nuñez para HispanoPost, evidencia que la moneda de mayor denominación, la de 1 Bolívar, es utilizada para fines completamente diferentes para los que fue creada.
Algunos encuestados coincidieron en que la moneda o la guardan «para el recuerdo», o la utilizar para raspar los códigos de las tarjetas.