Una bomba lacrimógena fue activada en el Metro de Caracas sin causar heridos, un hecho por el que el régimen de Nicolás Maduro responsabilizó a Estados Unidos.
“Lanzaron una granada lacrimógena en la estación de Capuchinos, gracias a Dios cuando detonó o deflagró no lo hizo en un sector donde había mucha población”, dijo el vicepresidente de Obras y Servicios Públicos, Luis Motta Dominguez.
En declaraciones al canal estatal VTV, el funcionario aseguró que este hecho “es parte de un plan impulsado por el imperio para traer la intranquilidad y operaciones psicológicas al pueblo venezolano”, aunque no aportó ninguna prueba de su acusación.
“No lograron su cometido que era causar el desasosiego y la intranquilidad”, aseveró.
Motta indicó que más temprano se había registrado una amenaza en la estación Plaza Venezuela -transitada por decenas de miles de personas diariamente- donde “dejaron un dispositivo (…) una caja que causó suspicacia” y que afectó el funcionamiento del transporte subterráneo.
“Este no es un ataque al Gobierno de Nicolás Maduro sino al pueblo (…) para desestabilizar”, agregó.
Redacción Maduradas con información de EFE
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