En un recorrido liderado por la periodista Diorella Albornoz de Caraota Digital quedó en evidencia el drama que padecen miles de familias venezolanas que deben recurrir a la basura para poder comer algo durante el día.
Foto: Felipe Romero/Caraota Digital
Entre las muchas historias que logró captar se encuentra la de una familia que viaja diariamente desde Charallave, estado Miranda, hacia Caracas para aguardar que en los restaurantes del Bulevar de Sabana Grande arrojen algunos desperdicios y buscar entre la basura restos de verduras, desperdicios en buen estado y latas de aluminio.
Massiel Aliendre, madre de la familia, señala que antes trabajaba en casas de familia, pero afirmó que las oportunidades han mermado y sin hogares que limpiar no tiene recursos para alimentar a sus seis hijos.
“No vamos a dejar que nuestros hijos pasen el día sin comer o se acuesten sin comer”, dijo al indicar que acude a la capital porque en su ciudad la “miran feo”.
Contó que trata de seleccionar lo mejor que puede la comida, porque muchas veces está podrida o tienen gusanos. Narró también que reúne los recursos que recibe de la venta del aluminio que recolecta para pagar la bolsa del Clap, pero que la bolsa solo le llega una vez al mes.
Mientras todo esto ocurre a diario en las calles del país, el gobierno sigue negando que exista una emergencia alimentaria en Venezuela y niega la apertura de un canal humanitario para aliviar el hambre de estas personas.
Redacción Maduradas con información de Caraota Digital
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