«El colapso, la bancarrota. Una luz al final de un túnel muy oscuro» así comienzan las predicciones de Adriana Azzi para Venezuela.
Veo la bandera de Venezuela con su hermoso tricolor nacional ondeando al viento, un viento pesado, de esos que no acarician, que más bien me golpea incomodándome el rostro. Hay ocho estrellas y de repente en la imagen nubosa, veo una que cae, solo quedan siete en el pabellón que ocupa mi visión panorámica. No están dispuestas en arco, sino en un cúmulo que me recuerda a las pléyades sobre un fondo azul que se vuelve ante mis ojos como el firmamento. Mientras cae esa estrella sobre mi universo perceptual, miro estupefacta cómo se resalta en la caída un solo color que se impone tras un estallido, gritos como salidos del averno, en medio de un sonido ensordecedor de llantos desesperados… es el amarillo que brilla, que enceguece a quien lo mira, un resplandor que impide la normal percepción. No estoy sola en mi visión, estoy ahora en un infierno junto a mis compatriotas.
En este purgatorio de almas desamparadas, sin esperanzas, ciegas por lo finito-lo limitado, veo cómo el amarillo (ese resplandor caliente) nos toca a todos quemándonos, martirizándonos entre aleluyas y hosannas, ese resplandor hiriente toma toda la bandera que ondea esta vez ante un viento caliente, me quema, mientras el azul y el rojo van recogiéndose sobre sí mismos poco a poco, el cúmulo de estrellas se desvanece, luego los ríos de sangre. Unos ángeles vienen a tendernos las manos. Se abren los cielos planetarios.
Muchos en ese desierto amarillo suben los brazos entre alaridos para ser rescatados por los seres alados y mientras el color rojo queda separado de la bandera, veo cómo caen los fantasmas de los estudiantes muertos, la sangre de tantos venezolanos que han bañado las calles, los asesinados, los muertos antes de tiempo como ánimas dislocadas profiriendo una sola sentencia: “Abajo cadenas, abajo cadenas, abajo cadenas”, gritan como ahogadas, como ya sin voz…
Es espeluznante, lloro, es demasiado para mí, pero sigo viendo más imágenes, esta vez del pasado recogiéndose en el rojo sangre, las violaciones de jóvenes en las cárceles, los arrojados al Guaire, los torturados mientras los jueces y las autoridades que nunca vieron nada, se mofan. Veo las caras de los presos políticos de hoy, grises, de los que aún permanecen, de los exiliados, la GNB atacando a civiles, los narcosoles apoderados del país con su abuso de poder, con su sed insaciable, y sigo viendo el pasado en una sucesión de imágenes, los cierres de los medios de comunicación, las lágrimas de mi gente de RCTV, la mirada chispeante roja y alegre de algunos viendo a las madres separadas de sus hijos… y veo más: las largas colas para comprar comida, la gente desesperada con diferentes enfermedades, la insalubridad, la falta de medicinas, el racionamiento de los servicios básicos, la barbarie del hampa, las falsas elecciones, los reclamos hechos a la nada, el entierro sin cadáver, las protestas, las capuchas… La mesa de reconciliación y diálogo de los hipócritas, las componendas, los guisos, miles de imágenes que se agolpan mientras despierto, mientras regreso de esa visión panorámica, quedarán de seguro grabadas en la historia del venezolano, en el éter inmaculado de los que tenemos algo en común llamado dolor- -sufrimiento (dukkha).
Nueva luz. Ahora veo los arcanos en mis cartas mientras pienso en ese amarillo de mi visión fantasmagórica; se impondrá en el transcurso de los días, de semanas o meses, pero se impondrá, y con él el oro, la nueva luz… Comenzamos ciertamente un año 2015 muy intenso, ya a partir de ahora comenzarán las protestas. Con ello, todos estaremos conspirando sin darnos cuenta, en el banco, en la calle y en las colas para comprar medicinas o comida, la escasez perdura, el petróleo sigue bajando, el dinero inorgánico recorre las calles con la cara del líder en las cadenas que nos recuerda a cada instante nuestra tragedia nacional; por eso, el único refugio posible está en la cesación del sufrimiento (dukkha nirodha), no hay otra manera.
En medio de esta miseria y ocultamente, veo varios grupos planificando un cambio, una transición para Venezuela, el cúmulo de estrellas de mi visión, ninguno de los grupos tendrá en común a un mismo líder, hay uno que se apoya en el jefe de la Asamblea, otro estará formado por el líder de los andinos, otro apoyará al líder militar que está preso, e inclusive veo a otro pequeño grupo que ofrece estar a la cabeza de esta transición, a un periodista de vieja data. La traición vendrá de un general de alto rango que generará un gran caos.
En medio de esta transición correrán noticias de que cerrarán clínicas para tratar de volverlas públicas, más expropiaciones de empresas. Cambios otra vez de ministros, gente guardando el dinero bajo el colchón, enfrentamientos políticos con más presos, pestes sin control médico, accidentes en empresas petroleras, violaciones de los derechos humanos.
Como lo dije en mis predicciones pasadas, los comunistas se sienten cómodos con los anaqueles vacíos, con un sueldo mínimo que no alcanza para nada, esa era su meta y lo han logrado.
Creo que no está de más recordarles la famosa frase del encargado de la Presidencia en diciembre de 2013, “que los anaqueles queden vacíos”. A muchos les puede parecer una locura, pero es por la falta de investigación de los métodos del castrocomunismo para el dominio y la sumisión. Sin embargo, en cualquier momento verán a Miraflores temblar. Veo gran conmoción en ese lugar, guardias muy nerviosos a su alrededor, gente en las calles tirada en el piso.
El amarillo comienza a revelarse y veo la cara de un hombre dentro de este panorama. Él es de piel canela, rasgos finos, ha bajado mucho de peso en los últimos años, usa lentes, tiene de 56 a 62 años de edad en apariencia, y está muy apoyado a sus espaldas por muchos militares y civiles. Dicho personaje posee una gran habilidad para tomar decisiones con gran ingenio y disciplina.
Tiene mucha confianza en sí mismo, viene a marcar un cambio profundo. Veo a este personaje encabezando, junto con una mujer muy admirada, con protagonismo y de piel blanca, una lista entre otras personalidades que traerán un gran alivio, aunque hay que tener cuidado con el jefe de la Asamblea, pues tramará hacer renunciar al encargado de la Presidencia y también montar su pensada y estudiada junta de gobierno. Todo quedará resuelto en quien tenga la mejor estrategia (es cuestión de estrategia, siempre lo he dicho), pero aunque ciertamente aquí se expresa ese cambio repentino, la conmoción que titula mi predicción y el cambio dramático, lo importante en todo esto es la palabra colapso, que no es del todo político sino económico. Si el ajuste cambiario se establece en 50 por dólar nos salvamos y con ello se salvarían hasta los factores del gobierno que anhelan perpetuarse en el poder; si se fija en 90 o más por dólar quiere decir que la inflación nos mató. De todas formas los dólares no alcanzarán para nada, ya no habrá dólares.
Las mafias del capitalismo que nos impuso este gobierno ya no producen, ya no le echan mano como antes al diferencial cambiario o a la sobrefacturación.
El oráculo avisa que la cautela es importante, se destruyen los inventarios, se forzará a un ajuste de precios, no cabe duda, y también se puede temer a una situación de golpe y contragolpe (lo sostengo), pues muchos querrán llegar a Palacio durante un tiempo de avanzada inestabilidad política y económica. El punto es que si queremos sobrevivir, la política no puede controlar a la economía.
La justicia está cerca pero todo tiene un precio y un contraprecio, sobre todo ahora que el precio del petróleo no crece como nuestra astronómica inflación y la corrupción; en los días por venir se verán estos eventos. La política que aplasta a la economía ya no será más. Ese resplandor amarillo de mi visión debe ser la explosión del sistema de precios y cambio. Cuando lo veamos esa será la clave del principio del fin de este endemoniado proceso, al menos en lo económico. Respecto a lo político, esa es la duda, la incógnita, la señal será la siguiente: cuando vean una cadena de televisión en sus pantallas de un llamado popular, allí estarán en presencia en vivo y en directo de la etapa de la transición. La mayor devaluación de nuestra historia y quizás de la historia del mundo está por verse. Es una mofa, la imagen bizarra de los chavistas conversando con el FMI, la economía venezolana no volverá a crecer si no se materializa el levantamiento del control de cambio, pero los malandros jugarán hasta el final al desorden, a que el mercado negro y las triquiñuelas sean negocio.
Los cambios. La función de este cambio por venir es que aprendamos algo sobre nosotros mismos y que actuemos de acuerdo con tal revelación. Entre más falsedad, más brusco será el cambio, entre más corrupción y malandraje, más dura será la caída. El camino será duro; no obstante, es el momento para liberarnos de convencionalismos, de falsas creencias que impiden nuestro desarrollo, nuestro progreso. El sol está allí indicando que oremos, que tengamos un camino claro hacia la cesación del sufrimiento, que nuestro modo de vida sea saneado por una razonable disciplina moral y nos concentremos en realizarnos en sabiduría mediante una concentrada actitud, desapegándonos del sufrimiento, de las imágenes infernales, y nos observemos atentamente a nosotros mismos en el proceso, con abandono, con renuncia para poder liberarnos, no de la política o de la economía nefastas, sino del origen de nuestros sufrimientos que va mucho más allá… el origen de nuestro sufrimiento es el deseo.
─ Veo gente en las calles a partir del momento en que se lean estas predicciones. En enero, febrero, marzo y abril habrá fuertes protestas y cientos de movimientos en todo el país. Necesitaremos hacer a nuestra sociedad aportes originales y progresistas.
─ Radicalismo por doquier.
─ Un movimiento importante en la OEA.
─ Suspensión de pagos de toda deuda interna y externa.
─ Los venezolanos sentirán un cambio repentino de una ya vieja forma de vida (15 años pesan).
─ Los robos crecen como crece la pérdida del empleo.
─ La gente se quedará sin trabajo masivamente.
─ La excentricidad y el anticonvencionalismo estarán a la orden del día.
─ El genio artístico abundará. Los escritores estarán más inspirados que nunca.
─ Fuerzas de choque. Muertes, persecuciones, bancarrota.
─ Colapsan las estructuras gubernamentales.
─ El desastre asociado a las cartas que se muestran para Venezuela abarca un momento de objetividad, que forzará a que caigan las estructuras conocidas (político-económicas) y nos demos cuenta de lo que realmente valemos vislumbrando lo que somos.
─ La búsqueda de nuevos horizontes, la destrucción de tus propias creaciones para volver a comenzar, será un ciclo que se repetirá constantemente. Un día serás abogado, al otro periodista y al siguiente poeta-dramaturgo, así es la cosa.
─ La rebelión, la innovación, deberemos fomentar un cambio.
─ La gente no aguantará más y en un abrir y cerrar de ojos se sobrevendrán implosiones, estallidos sociales.
─ Muchos venezolanos sentirán el apretón de barriga que describe la hambruna, hambre en los estómagos.
─ Si el año pasado anuncié estadísticas descomunales de asesinatos en manos del hampa, este año vamos a sumar a esas estadísticas los suicidios.
─ Cambios bruscos en el poder político pulverizarán hasta al más pintado.
─ Carencia de instintos maternales a todo nivel (esto es muy grave).
─ La olla de presión que representan los presos políticos estallará.
─ Al gobernador de Miranda le rodea la cárcel.
DC | vía El Nacional