Madeleine Albright escribió una detallada columna en The New York Times, en la cual hace referencia a su primer encuentro con el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y las consecuencias que podrían existir si se concreta la invasión en Ucrania.
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EFE
Sobre ese primer encuentro, calificó al mandatario como una persona «fría, casi como un reptil». Es decir, capaz de desatar una guerra en plenos Siglo XXI.
«Mientras que Yeltsin me había engatusado, fanfarroneado y halagado, Putin habló sin emoción y sin notas sobre su determinación de resucitar la economía rusa y aplastar a los rebeldes chechenos. Volando a casa, registré mis impresiones», escribió la exsecretaria de Estado de EEUU en su columna de opinión de este 23 de febrero.
En esos valiosos apuntes, que aún conserva, Albright remarcó: «Putin está avergonzado por lo que le ocurrió a su país y decidido a restaurar su grandeza». Todo, en alusión a la caída de la Unión Soviética y, el deseo del gobernante de revivirla.
CONFLICTO CON UCRANIA
Putin, reconoció en un mensaje televisado, este lunes 21 de febrero, «la independencia de la República Popular de Donetsk y de la República Popular de Lugansk». Su discurso ha sido rechazado por el mundo occidental.
La Unión Europea (UE) ha reaccionado y señaló que el reconocimiento por parte de Rusia de la independencia de las regiones separatistas de Ucrania es una «flagrante violación del derecho internacional». Por tanto, prometieron una reacción «con firmeza».
Los gobiernos de Francia y Alemania, que según el Kremlin fueron informados previamente de la intención de Putin de reconocer la independencia de las regiones rebeldes, expresaron su «decepción» por la decisión rusa y el presidente francés, Emmanuel Macron, llamó a una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En consecuencia, Estados Unidos y la UE acordaron una primera batería de sanciones que incluye la prohibición de entrada en territorio comunitario a decenas de altos cargos y políticos rusos, el veto a ciertas entidades financieras y al Estado ruso para operar en el mercado financiero y el sector servicios europeo, y un embargo comercial a las dos provincias ucranias declaradas en rebeldía.
El veto y la congelación de bienes europeos afecta a los 351 diputados del Parlamento ruso que apoyaron el reconocimiento de la independencia y a 37 altos cargos y entidades del sector de la defensa y de las finanzas, según ha detallado el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, al término del consejo de ministros de Exteriores.
Redacción Maduradas con información de The New York Times, CNN, DW y El País
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