En su semana representando al presidente encargado Juan Guaidó, en la Asamblea General de la ONU, su delegación recibió palabras de apoyo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, financiamiento de Washington y promesas de medidas más fuertes de países latinoamericanos y europeos.
Reuters/Jonathan Ernst
Pero el jefe diplomático de Guaidó, Julio Borges, expresó el viernes 27 de septiembre su frustración porque la Unión Europea no había hecho más para coincidir con la dura postura de Washington, argumentando que esa falta de presión permite a funcionarios del régimen de Nicolás Maduro mantener a salvo a sus familias y activos robados.
“No es posible que España sea el paraíso de los testaferros de Maduro. No es posible que Europa sea el santuario donde se esconden los familiares de quienes nos torturan, nos roban”, dijo Borges a periodistas.
La reunión anual de líderes mundiales terminó luego de una semana sin un gran avance en la lucha de este año para buscar la salida de Maduro, cuyo país está en recesión económica luego de ser una próspera nación de la OPEP y es acusado de corrupción y violaciones de derechos humanos.
“Se necesita más. Más presión en la jerarquía militar (…) en la jerarquía política, del círculo de Maduro, la presión que hay que ejercer” y que no queden “impunes”, dijo Borges.
La administración de Trump asignó a Guaidó 52 millones de dólares en financiamiento, prohibió viajar a Estados Unidos a funcionarios de Maduro y aplicó sanciones adicionales a Cuba, una de los principales aliados del gobierno venezolano.
El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas también acordó el viernes establecer una misión internacional de investigación para documentar violaciones de derechos en Venezuela.
Redacción Maduradas con información de Reuters
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