«Algo grande está a punto de ocurrir», fueron las palabras del fallecido Osama Bin Laden – quien fuera un terrorista yihadista de origen saudí, líder y fundador de la organización terrorista, Al Qaeda – antes de los ataques a las Torres Gemelas o World Trade Center, ubicadas en la ciudad de Nueva York, en los Estados Unidos.
En aquella oportunidad, el jefe terrorista islámico telefoneó a su madre, Alia Ghanem, quien se encontraba en Siria su país natal.
Fue conciso y su tono parecía casi de despedida. Le informó que lo más probable era que no podría reunirse con ella durante un tiempo largo (¿quizás nunca?) porque en pocas horas iba a ocurrir “algo grande” que pondría fin a sus comunicaciones durante mucho tiempo, de acuerdo a una publicación de la revista Newsweek, citada en Infobae.
Al día siguiente de esa llamada de despedida, Alia Ghanem supo de qué hablaba su hijo cuando le dijo que «algo grande» estaba a punto de ocurrir. También supo que nunca más podría verlo. Ni vivo, ni muerto.
El terrorista fue dado de baja en 2011, cuando un equipo de comandos Seal de los Estados Unidos logró localizarlo y lo mató el 2 de mayo de 2011 en Abbottabad, Pakistán.
Redacción Maduradas con información de Infobae
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