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¡EL GOLPE VIENE Y NADA LO DETIENE! A Maduro no le queda otra opción que aplicar el «gasolinazo»

Según una de las versiones del popular adagio: cuando las cosas pueden salir, todas salen mal. Y después de que ocurren es cuando nos damos cuenta que tenían que ocurrir. Tarde o temprano el largo ciclo de precios altos del petróleo se iba a revertir, tardó en llegar más de lo que mucho analistas preveían, pero llegó; en un momento que peor para el chavismo no podía ser. Así pues, Nicolás Maduro (y junto con él, el país completo, pero en particular el chavismo) está en una situación que recuerda el título de aquella película que protagonizará Jack Nicholson en los setenta: Atrapado sin salida.

Gasolina

No hay que ser Reinaldo Dos Santos para vaticinar qué viene ahora: con los presentes precios del petróleo a Maduro no le queda otra opción que aumentar (y de golpe) los precios de la gasolina. No puede escoger. Es ese tipo de situación que, parafraseando al lema de ARS publicidad, será el déjenos decidir por usted. El gobierno de Maduro depende de fuerzas y decisiones que él no controla, por más que quiera convencerse a sí mismo de lo contrario. Ya otros (en Riad o en Washington) decidieron por él.

Desperdició todas y cada una de las oportunidades que se le presentaron y dejó pasar un tiempo que ya no recuperará. Sobre la causa de fondo del movimiento hacia la baja de los precios en el mercado petrolero mundial se ha especulado casi de todo; entre otros se habla de un supuesto acuerdo secreto entre los gobiernos de EE.UU y Arabia Saudita. De ser cierto eso, se habría reeditado una versión moderna del acuerdo secreto entre Juan Pablo Pérez Alfonzo, Manuel Pérez Guerrero y el “jeque rojo” Abdullah Taraki (ministro saudí de petróleo), en el Hotel Hilton de El Cairo en 1959. Compromiso del cual nació la Opep.

Que a su vez fue la respuesta al acuerdo de Achnacarr (Escocia) 1928 de las Siete Hermanas, el grupo de las transnacionales del petróleo que se repartieron el mercado mundial. De modo que no hay nada en la política geopetrolera mundial que se pueda descartar. Bien sea todo una conspiración de los saudíes contra Irán, de EE.UU contra Rusia, o de Arabia Saudita contra el ascenso de los petróleos no convencionales de EE.UU, como sea, en la cuneta van a quedar varias víctimas colaterales.

El punto es que el Gobierno venezolano no se preparó en lo absoluto para esta eventualidad, y su diplomacia petrolera no está sirviendo de mucho, pues hoy su interés no coincide con los del reino de Arabia Saudita, propietaria del grifo petrolero del planeta. No es el mundo de 1960. No está un Juan Pablo Pérez Alfonzo, ni un Rómulo Betancourt detrás. Y todo esto ocurre pocas semanas de haber sacado a Rafael Ramírez de PDVSA y el Ministerio.

Según fuentes de PDVSA, ya se recortó el suministro a Cuba en unos 56 mil barriles al día. Y desde hace un año viene recortando despachos a los países de Petrocaribe y exigiendo el pago de facturas vencidas. Lo hechos, son los hechos. El enorme hueco fiscal que ha ido acumulando desde 2011 a esta parte, ahora será un abismo. El Gobierno necesita ingresos o, con la inflación que se nos viene, extrañaremos la que hemos tenido en los últimos 24 meses.

La economía venezolana viene con problemas acumulados desde que culminó el rally al alza de precios del crudo en 2008. Los años 2009 y 2010 fueron de contracción económica. Desde entonces, la cotización mundial del petróleo se estabilizo en torno a los 100$, y eso no era suficiente para las necesidades de la economía venezolana, ni para las ambiciones del “socialismo del siglo XXI”. Chávez quería reelegirse, irse invicto, y la corte que lo rodeaba ansiaba seguir medrando del poder. Por eso, de 2011 en adelante, reventaron la economía a punta de endeudamiento e importaciones masivas. Después de mí, el desastre.

Es lo que se viene porque no queda más remedio. Si a la calamitosa situación económica se agrega ahora la caída de los precios del petróleo, pues vamos a una política económica que consistirá en el qué podemos hacer. No habrá una estrategia económica coherente, sólo una sucesión de parches para buscar nuevas fuentes de ingresos. Lo del aumento de la gasolina es de antojitos. Nada depende de la revolución bolivariana. Ni el Alba, ni Unsaur, ni la Celac ni Petrocaribe ni lo hermanos cubanos pueden ayudarnos y probablemente nos abandonen. En esta situación de nada sirve la tupida red de relaciones internacionales a la que Chávez dedicó tanto tiempo y dinero para construir un cordón de seguridad a su proyecto político. Estar sentados en el Consejo de Seguridad de la ONU es una inutilidad. Porque está fallando precisamente lo que ha sostenido todo esto: los precios del petróleo, reseñó el portal de KonZapata.

Por: Pedro Benítez / @PedroBenitezF

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