En una democracia participativa y protagónica, las razones para la intervención de una fundación estatal deberían estar claras para toda la sociedad y tras cerrado el proceso, lo lógico sería hacer público un balance de la gestión. El Teatro Teresa Carreño fue intervenido en diciembre de 2013, y la única razón que se dio fue que sus actividades artísticas y culturales, «se han visto afectadas ante la ocurrencia de hechos y demás acontecimientos que han incidido en el cumplimiento de las metas y actividades programadas», según decía el decreto 702 en Gaceta Oficial. Tras culminar los seis meses de la intervención no hay razones ni balance, y además se anuncia la prórroga de la intervención.
De acuerdo a la Gaceta Oficial 40.437 publicada este jueves 19 de junio, la intervención del Teatro Teresa Carreño se extiende por seis meses más, en medio del hermetismo total.
Gustavo Adolfo Arreaza Montserrat, hermano del vicepresidente Jorge Arreaza, figura como presidente de la Junta Interventora, al tiempo que Néstor Viloria, Tamara Valentina Díaz, Gladys del Valle Requena y Lídice Altuve Moreno, son los miembros principales.
Desde diciembre es poco lo que ha trascendido: se sabe que el maestro Angelo Pagliuca fue nombrado como director musical, que la sala Ríos Reyna está siendo remodelada, y que la programación de la sala José Félix Ribas ya no está a cargo del Centro Nacional de Música, sino de la Junta Interventora. Además de algunas declaraciones aisladas como la de Miguel Issa, excoordinador estratégico, quien manifestó: «Yo siempre he dicho -y hay gente que se queda con una u otra- que el Teatro Teresa Carreño encanta y espanta. Te encanta porque es un espacio que te sorprende por todas sus posibilidades, por el intercambio permanente con empresarios, embajadas… y uno se ilusiona mucho con lo que se puede hacer. Y espanta porque te das cuenta de que te das golpes con paredes de aire (…). Yo no sé si era esta intervención u otra cosa, pero algo tenía que pasar«, reseñó el portal del diario El Universal.