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¡TAMBALEA EL RÉGIMEN! Inflación de 3 dígitos y caída de petróleo tienen a Maduro en JAQUE

La caída del precio del petróleo, un grave deterioro económico y la inflación rumbo a los tres dígitos hacen difícil la continuidad del régimen.

Para el parámetro de los cumpleaños, pudiera haber sido uno más feliz. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, celebró su cumpleaños número 52 el 23 de noviembre pasado con una multitud cuidadosamente seleccionada de simpatizantes y empleados públicos en una atestada plaza en el centro de Caracas. Su deseo de cumpleaños fue vivir, y presumiblemente gobernar, otros 50 años para ver al «socialismo bolivariano» rendir frutos, así lo reseñó The Economist.

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En realidad, quizá se le esté acabando el tiempo a la revolución originalmente encabezada por el presidente Hugo Chávez, el predecesor de Maduro, quien murió en 2013. El precio del petróleo venezolano, fuente de 96 por ciento de los ingresos en divisas extranjeras de Venezuela, ha descendido de 99 a 69 dólares por barril desde junio. La economía está en una profunda recesión y la inflación se encamina a tasas de tres dígitos. Productos básicos como aceite de cocina y harina escasean y las filas para obtenerlos son comunes.

Más de dos tercios de los votantes piensan que Maduro no debería concluir su mandato de seis años, que empezó apenas el año pasado, y más de una cuarta parte de ellos son simpatizantes del gobierno.

Las elecciones parlamentarias, que se celebrarán en diciembre del año próximo, no pueden destronar a Maduro, pero ofrecen la oportunidad de romper el monopolio de poder ejercido por sus socialistas bolivarianos desde que Chávez se convirtió en presidente en 1999.

El PSUV se fractura

Sin el carisma de Chávez y la generosidad alimentada por el petróleo para mantenerlo unido, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) de Maduro se está fracturando. También están apareciendo fisuras en la fachada de la unidad presentada por el liderazgo civil-militar del régimen. Maduro debe reformar destructivos mecanismos de control cambiario y control de precios para tener alguna esperanza de revivir a la economía, pero hasta ahora se ha resistido a hacerlo por temor a alienar a los simpatizantes del gobierno.

Después de su reelección en 2006, Chávez demandó que todos los partidos que apoyaban la revolución se fusionaran para formar el PSUV y dijo a quienes se negaron que «siguieran su camino».

Ahora están proliferando las facciones, amenazando con dividir el reducido voto progubernamental. Aunque las reformas de Maduro han sido tímidas, algunas facciones izquierdistas lo acusan de traicionar el legado socialista de Chávez. Varios grupos descontentos están buscando un registro independiente ante la autoridad electoral.

El PSUV ha establecido una dirección de correo electrónico y una línea telefónica directa para que los ciudadanos las usen para denunciar a lo que un alto funcionario partidista, Francisco Ameliach, llamó «enemigos internos» que fomenten la división.

«Elecciones Turbias»

Las tensiones se volvieron obvias cuando el PSUV celebró elecciones internas en el cumpleaños de Maduro. Sus líderes habían llamado a los miembros a celebrar participando en gran número. Bochornosamente, pocos lo hicieron. No hubo reportes oficiales disponibles, pero disidentes del partido dijeron que una décima parte o menos de los supuestos 7.6 millones de militantes emitieron su voto. Tres disidentes prominentes dijeron que sus nombres habían sido eliminados misteriosamente del registro de miembros en línea, privándoles del derecho a votar.

Un enfrentamiento separado está teniendo lugar entre los «colectivos» civiles armados y elementos de las fuerzas militares. Los colectivos actúan como solucionadores y esbirros del gobierno, canalizando dinero a los barrios y desplazando a las pandillas criminales, pero también intimidando a los oponentes políticos. Se dice que algunos se involucran en la extorsión y el tráfico de drogas. Están alineados con políticos de extrema izquierda dentro del régimen, muchos de los cuales son recelosos de las fuerzas armadas. Los generales, a su vez, sospechan de los grupos armados fuera de su control.

El conflicto activo estalló el 7 de octubre, cuando la policía mató a cinco de los líderes de los colectivos, incluido José Odreman, un expolicía estrechamente vinculado con miembros destacados del gobierno. Sus indignados simpatizantes demandaron, y obtuvieron, la destitución del ministro del Interior, Miguel Rodríguez Torres, un general que durante muchos años había encabezado el Sebin, el servicio de inteligencia. Maduro designó entonces a Freddy Bernal, un personaje destacado en la izquierda civil con estrechos lazos con los colectivos, para «reformar» la policía.

El régimen ha sobrevivido a muchos choques internos y sigue siendo una potente fuerza política, especialmente en áreas rurales. También controla a todas las principales instituciones del país, incluidas las fuerzas armadas y a la industria petrolera. Su instinto de supervivencia hasta ahora le ha mantenido unido.

2 tercios de los votantes piensan que Nicolás Maduro no debería concluir su mandato de seis años, que empezó apenas el año pasado.

Una oportunidad para el cambio

La mejor oportunidad de sacudir al régimen de Maduro se dará en las elecciones del año próximo. Aunque el PSUV sigue siendo fácilmente el partido más grande, su dominio se está debilitando. La muerte de Chávez «puso fin al vínculo emocional con el líder» que sentían los chavistas comunes, dijo Alonso Moleiro, un experto político. La crisis actual, añadió, «expone la erosión del PSUV como movimiento de masas».

No hay garantía de que la oposición gane, por supuesto. La alianza de la Unidad Democrática está casi tan dividida como el PSUV. Consiste en un par de docenas de partidos, el más importante de los cuales difiere sobre las tácticas. Muchos de sus simpatizantes se muestran renuentes a votar, porque no tienen confianza en la autoridad electoral, que está controlada por el gobierno y en la cual confía solo una cuarta parte del electorado.

Si la oposición se las arregla para ganar una mayoría simple en la Asamblea Nacional, podrá bloquear las medidas presupuestarias del gobierno y convocar a los ministros para interrogarlos. Eso impondría más responsabilidad al régimen de la que ha enfrentado en sus 16 años de historia.

Si desea aprovechar esa oportunidad, la Unidad Democrática necesitará disciplina, unidad y suerte.

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