Andye, una joven nacida en Haití y criada en Estados Unidos, tenía 25 años cuando planeó pasar tres días en País, el primer día se subió al tren del metro y su vida cambió para siempre.
Andye tenía planeado pasar solo tres días en París. El primer día, se subió al tren del metro que cambiaría su vida para siempre.
Era septiembre de 2016. Andye, nacida en Haití y criada en Estados Unidos, tenía 25 años y estaba terminando un máster en Ámsterdam, Países Bajos. Estaba en esa fase intermedia de una carrera en la que los estudios terminaron, pero la graduación está por llegar.
«Decidí: ‘Voy a viajar durante un mes y luego volveré a Ámsterdam'», contó con respecto a regresar a la ciudad donde había terminado un máster y esperaba su graduación.
Para ese momento ella esperaba pasar un mes explorando Italia, Grecia, Egipto e India, y de regreso pasaba por París para visitar a su amiga, Seyna.
«Me subí al metro para volver a casa de mi amiga, donde había dejado mis maletas», recordó.
A esto, agregó: «Y ahí se subió él». Se refiere a Steven, un estudiante de máster de 26 años originario de la República Centroafricana, quien subió al tren cuando ya estaba lleno de pasajeros y por eso estaba de pie.
Por su parte, Andye viajaba sentada con su mochila sobre las piernas, y Steven se fijó en ella de inmediato.
«Pensé que era realmente hermosa», contó Steven quien detalló que luego de varias paradas el tren se vació y terminó sentándose justo frente a Andye sin dejar de mirarla.
Sobre este detalle, Andye explicó: «No dejábamos de mirarnos. Él se daba la vuelta para mirarme y yo miraba hacia otro lado, y así estuvimos durante unos 15 minutos, mirándonos y apartando la mirada».
Steven intentaba hallar una manera de entablar conversación con la joven, pero sabía que debía respetar su espacio y privacidad.
«Tenía unos brazos muy bonitos y musculosos. Me dije: ‘Vaya, parece alguien a quien podría darle un buen abrazo'», recalcó.
Ambos seguían pensando en las posibilidades de hablarse o conocerse mientras el tren seguía su rumbo.
Sobre esto, Andye señaló: «Me dije: ‘¿Y si es mi marido, pero nunca lo sabré? Porque me voy a bajar de este tren sin hablar nunca con él’. Entonces, en algún momento, cuando nuestras miradas se cruzaron por fin, y ninguno de los dos se volteó, vi que sus labios se movían. Así que me quité uno de los auriculares».
Steven le sugirió a Andye que moviera su pesada mochila al asiento vacío a su lado, ella le respondió que no era necesario porque no estaba pesada.
«Entonces, de alguna manera, no volví a ponerme los auriculares, porque esperaba que siguiéramos hablando. Y entonces la conversación continuó», dijo Andye.
Steven le preguntó sobre si era estudiante por su mochila, comenzaron a hablar de sus estudios.
«En algún momento, tuve que bajarme del tren para hacer un transbordo, y me preguntó si podía bajarse conmigo. Y yo le dije: ‘Puedes hacer lo que quieras’«, recordó Andye.
Él se ofreció a ayudarla con su mochila, ella sintió nervios porque era un desconocido y pensaba que podía huir con sus cosas, pero le permitió llevarla.
Esperaron juntos en la siguiente estación del metro y subieron al tren, sentándose uno al lado del otro.
«Seguimos hablando. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que en realidad estábamos haciendo nuestro máster en el mismo campo de estudio. Los dos estábamos estudiando el desarrollo sostenible, y empezamos a hablar un poco de eso», contó Andye.
Cuando llegó la parada de la joven, el chico se baj´con ella y le entregó su bolso, intercambiaron números y él preguntó si podían despedirse con un abrazo y ella aceptó.
«Me pareció muy raro, porque en Francia la gente solo se besa en la mejilla, no se abraza. Me dije: ‘Vaya, ¿y si este tipo lee la mente? Porque antes estaba pensando que podría recibir un abrazo muy bonito de él'», después del abrazo ambos tomaron caminos diferentes.
Steven llegó tarde a su trabajo por desviarse en el metro, mientras que Andye se reunió con su amiga y le contó los detalles del encuentro en el metro.
Esa noche Steven le envió un mensaje a Andye y esperó ansioso su respuesta.
«Cuando ella respondió, grité y corrí hacia mi primo», dijo Steven recordando que en ese momento anunció que se casaría con esa mujer.
La pareja estuvo intercambiando mensajes toda la noche, intentaban decifrar si podían verse antes de que ella dejara la ciudad.
«Aunque nos veamos solo un segundo, tengo muchas ganas de verte antes de que te vayas», le escribió Steven.
La última noche que Andye estuvo en París acordaron tener una cena rápida, él quería llevarla a un elegante restaurante, pero ella no quería volver tarde a casa porque tenía que viajar temprano al día siguiente, decidieron comer en un local de comida rápida justo al lado de la estación del metro, ambos estaban emocionados.
Se saludaron con un beso en cada mejilla, comenzaron a hablar y a conocerse, Steven le dijo a Andye que estaba buscando una relación, aunque ella pensó que estaba haciendo demasiado por ella, reconoce haber apreciado su sinceridad.
Luego fueron a un bar en el centro de París y luego Steven acompañó a Andye de regreso al apartamento de su amiga, fuera de la puerta se besaron. Finalmente se hizo tan tarde que el servicio de trenes había dejado de operar y Steven tuvo que regresar la mayor parte del camino a casa caminando.
«Al día siguiente me fui a Ámsterdam, pero seguimos en contacto. Me envió mensajes todo el tiempo que estuve en Ámsterdam», recordó Andye.
Luego de la graduación de Andye regresó a París y pasó mucho tiempo con Steven, antes de que regresara a Estados Unidos, donde vivía, él le dijo que no quería que ella se marchara porque la amaba.
Aún así, ella abordó su vuelo sin planes de regresar pronto, mantuvieron la esperanza de verse de nuevo y siguieron en contacto.
Tres meses después comenzó a trabajar en una organización internacional con sede en Washington, su nuevo trabajo implicaba viajes de negocios especialmente en Guinea, y los vuelos solían incluir escala en París.
Habían pasado seis meses desde el primer encuentro en el metro cuando Steven y Andye volvieron a verse en el aeropuerto Charles de Gaulle para la escala de 24 horas de ella.
Steven se sentía mal porque Andye era la que viajaba para verlo, él no tenía visa para ir a Estados Unidos.
«Se estaba complicando. Como siempre era Andye quien tenía que viajar, pensé que habría sido aún más complicado más adelante en el proceso», dijo.
Él le dijo a Andye su inquietud, pero ella intuía que algo más estaba sucediendo porque estaba menos atento y distante.
«Solo recuerdo que estaba menos atento, muy distante. Y le dije: ‘Mira, si no te interesa esto, terminemos. No voy a perseguirte. Te quiero. Pero no me gustan las relaciones unilaterales. Me gustaría que esto fuera recíproco. Y como no lo es, me retiro de la ecuación», dijo Andye.
Luego de dos meses Andye y Steven no hablaron, pero ella planeaba un viaje para visitar a su amiga, a quien le había pedido que lo contactara para aber que estaba bien porque no había tenido noticias suyas, luego de esto acordaron verse de nuevo.
«Hablamos mucho. Salimos a bailar y luego volvimos a ser como antes. Estuve en París al menos cuatro o cinco días y pasamos la mayor parte del tiempo juntos«, dijo Andye.
Mientras que él recordó haber pensado que si no hacía que esa relación funcionara se arrepentiría de eso por siempre.
Hablaron sobre su situación y ella expuso que no le importaba ser quien viajara porque podía hacerlo gracias a su trabajo.
«Después de esa visita, me sentí muy cómoda y confiada en nuestra relación, pero creo que me llevó un tiempo volver a sentirme entusiasmada», reconoció.
Poco después comenzaron a hablar de planes de matrimonio, en qué país vivir y cómo seguir sus vidas juntos.
Durante el siguiente viaje de Andye, Steven le propuso matrimonio: «Cuando conocí a Andye, me sentí en paz, en sintonía con todos los elementos de la naturaleza. Pero cuando quise proponerle matrimonio, sentí una oleada de sentimientos diferentes. Me preguntaba qué haría si ella decía que no y, al mismo tiempo, me emocionaba la idea de que aceptara ser mi esposa. Estaba nervioso y temblaba por dentro».
Andye aceptó la propuesta y ambos se guardaron la noticia por un tiempo, luego le contaron a la amiga de Andye, Seyna, y después al mejor amigo de Steven.
Disfrutaron su compromiso durante un tiempo, ella pasó cuatro meses en Francia con Steven tras dejar su trabajo: «Fue un verano realmente maravilloso».
En julio de 2019 Estados Unidos aprobó el visado de prometido de Steven, ellos celebraron la noticia en Haití y planearon su celebración de bodas.
La pareja comenzó su vida en Estados Unidos en un pequeño apartamento en Washington, se casaron en una pequeña boda el 16 de septiembre cuando se cumplían tres años de su encuentro en el metro, mientras planeaban una celebración más grande en Haití para el siguiente año.
Crearon una empresa juntos llamada Afrayiti, que crea ropa hecha a mano con telas africanas.
Debido a la llegada de la pandemia la boda en Haití tuvo que ser cancelada y en 2021 la pareja se trasladó a Florida buscando más espacio, un clima cálido y estar cerca de la playa.
Redacción Maduradas con información de CNN.