Lo único que brilla en el sector salud venezolano es la ausencia de la ministra para el área. La crisis sanitaria se agrava cada día más sin que exista la voluntad del Gobierno para solucionarla y brindar tranquilidad a los pacientes.
Hace seis semanas el cirujano Gustavo Machado estaba operando a un paciente en el Hospital José Ignacio Baldó, conocido como El Algodonal, y de pronto se interrumpió el servicio eléctrico en la zona; confiando en la planta eléctrica, continuó con la intervención. A los cinco minutos también la planta falló.
«Gracias a Dios estábamos cerrando al paciente y pudimos terminar con la luz de los celulares, pero si pasa cuando tenemos la cavidad abdominal abierta es un peligro», relató el médico.
El episodio se repite desde entonces. «La planta parece un arbolito de Navidad, prende y apaga. Hasta para hacer las historias es complicado», reclamó ayer Karol Colina, residente del servicio de Neuropediatría, reseñó El Nacional.
Las filtraciones, que recorren techos y paredes del centro asistencial, azuzan la crisis.
«Hay déficit severo en los reactivos de laboratorio, no tenemos cómo tomar vías periféricas para cumplir tratamientos antibióticos, hay fallas constantes con broncodilatadores y esteroides», dijo Verónica Martínez, pediatra del hospital.
Agregó que pasan turnos completos sin poder hacer rayos X a los pacientes por falta de personal y que desde hace seis años no tienen tomógrafo. «Los pacientes tienen que salir a veces por sus propios medios a hacerse tomografías de tórax, pagadas por ellos, para que nosotros podamos evaluarlos».