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Venezolanos en España: «Mientras Pastor juega carritos chocones nosotros vivimos una crisis»

Sin divisas y sin diplomas, la realidad de los estudiantes venezolanos en España. Unos 3.500 euros separan a Andrea De Sousa de su diploma de posgrado en Derechos Humanos de la Universidad de Alcalá, en España.

A pesar de no recibir divisas de parte del Gobierno venezolano desde octubre de 2014, la estudiante de 24 años se las ha arreglado para poder cursar todas sus materias gracias en parte a la bondad de directivos de la institución educativa que extendieron su plazo de pago. Pero hasta esa bondad tiene un límite.

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Yo cumplí, yo estudié, yo tengo una nota sobresaliente pero es como que no existiera porque hasta que no pague no voy a ver el resultado de mi trabajo.
Andrea De Sousa, estudiante venezolana en Alcalá de Henares.

Según lo establece el Cencoex, el otorgamiento de divisas está sujeto a la disponibilidad del Banco Central de Venezuela.

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Los mermados ingresos por la caída de los precios del petróleo, sumado a una crisis económica marcada por una inflación del 160% para finales del 2015 (de acuerdo al Fondo Monetario Internacional), ha hecho que el BCV baje sus persianas ante los pedidos de quienes completan una educación en el exterior.

Un año después de que el Gobierno venezolano emitiera una negativa masiva de divisas a miles de estudiantes en el exterior, la gran mayoría continúan siendo denegadas la liquidación cambiaria. Muchos han abandonado los estudios y trabajan de manera ilegal para poder subsistir. Aquellos que sí han podido completar sus cursos gracias a extensiones de pago otorgadas por sus universidades enfrentan nuevos retos: Las instituciones se rehúsan entregarles sus títulos hasta que no abonen las matrículas en su totalidad.

Las normativas en España son claras en eso, si el estudiante adeuda no se emitirá certificación de sus estudios”, dijo Henrry Sosa, coordinador general en España del grupo Estudiantes Venezolanos en el Exterior (EVE). Según datos de la organización, 4 mil venezolanos cursan estudios universitarios en España. De ellos, aproximadamente la mitad depende del visto bueno del Cencoex para poder convertir sus propios bienes a dólares o euros, y así costear el precio de su formación universitaria.

El Cencoex debería aprobarle a cada estudiante antes del comienzo del semestre académico dos cantidades de dinero: el costo de la matrícula, y la manutención para gastos de comida y vivienda. Tras recibir la información necesaria, las autoridades venezolanas convierten los bolívares de los estudiantes a dólares o euros y transfieren la suma para cubrir el costo de las clases directamente a la universidad.

Leonardo Hernández es otro de los afectados. Él llegó a Cataluña en octubre del 2014 para completar un máster en Patrimonio Artístico y Cooperación Cultural en una universidad de Tarragona. Un mes más tarde, su solicitud fue denegada por el Cencoex. Hernández dijo que acaba de concluir sus materias con un reconocimiento de excelencia académica, pero hasta que no cancele su deuda con la universidad no podrá recibir su título o comenzar un doctorado.

A nivel mundial, EVE estima que unos 25 mil venezolanos estudian en el extranjero. Los estudiantes pasando penurias por las negativas se encuentran en todas partes del mundo: desde Alaska, hasta Noruega, República Checa y Australia.

Con información de Sergio Cándido / El Nuevo Herald.

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