No estaban tan equivocados los habitantes de Villa Rosa cuando el pasado 2 de septiembre le gritaron al presidente Nicolás Maduro, en medio de un estruendoso cacerolazo, «diablo«. Por algo se lo dijeron.
Foto: EFE
Sin embargo, sin ánimos de entrar en la discusión de si Maduro es o no un «diablo» (muchos tendrán sus buenas e innegables razones para creer que es así), lo cierto es que el mandatario pareciera estar siempre mal parado, mal ubicado. En el lugar equivocado, pues. Y que conste que no solo nos referimos a la silla presidencial.
Luego de pronunciar un discurso durante la 23 edición del Congreso Mundial de la Energía en Estambul (Turquía), a Maduro le tomaron una fotografía que no lo favorece para nada: aparece de pie, en una total oscuridad, como salido de las tinieblas, y detrás de su cabeza aparece una imagen que se asemeja a unos cachos.
Para poner aún más tenebroso el panorama, al presidente no se le distinguen los rasgos, ya que solo se ve su silueta, que, tal vez por una mala pasada de su infortunado destino, también luce monstruosa.
¿Diablo? Júzguelo usted en esta fotografía de la agencia EFE:
Foto: EFE
Y todavía se atreve a llamar a Lorenzo Mendoza «pelucón del diablo» y decirle a Henry Ramos Allup «viejito demonio».
Redacción Maduradas
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