Tras el secuestro de tres estudiantes de la Universidad Católica del Táchira (Ucat) registrado el pasado viernes 26 de octubre en San Cristóbal, se conoció que han sido constantes los raptos o “reclutamientos” de jóvenes en municipios fronterizos.
Foto referencial: Minuto Uno
Ciudadanos entre los 20 y 30 años de edad son los más vulnerables. Sus familias hacen las respectivas denuncias y también acceden a entregar lo que los captores exijan.
Este es el caso de Kelvin José Useche, de 24 años, quien desapareció hace 28 meses cuando fue a hacer una diligencia por el terminal de pasajeros de San Cristóbal.
Sus familiares formalizaron la denuncia ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) y hasta la fecha no tienen respuesta. Aunque tuvieron contacto en dos oportunidades con los secuestradores, en ambos casos les pidieron dotaciones de botas de caucho.
Así lo informó su madre, Noris Pérez, quien detalló que debían dejar lo solicitado en un sitio específico de la vía hacia Rubio, municipio Junín, pero no le dieron fe de vida de su hijo.
“Cicpc, Conas y Fiscalía también llevan el caso. Ya ha pasado mucho tiempo; llevan otros casos y el de mi hijo se va quedando en el olvido. Yo estaré pendiente porque la idea es dar con mi hijo. Tiene una niña y su esposa, y cuando desapareció la bebé tenía nueve meses”, indicó.
El diputado a la Asamblea Nacional (AN) Franklyn Duarte, quien se ha encargado de investigar estos casos y presentarlos ante la Comisión de Seguridad y Defensa de la AN, explicó que en Táchira no ocurren secuestros sino reclutamientos.
Explicó que el nuevo modus operandi es llevarse a los jóvenes para no devolverlos.
“No hay secuestro exprés. Hay secuestros como el que ocurrió hace 28 meses con el muchacho del Hospital Central, que puede ser reclutamiento. En la frontera están reclutando jóvenes los cuerpos irregulares, específicamente la guerrilla“, explicó.
Señaló que de los reclutamientos no tiene una cifra, porque se registran en los municipios Rafael Urdaneta, Bolívar, Pedro María Ureña y Junín, donde hay presencia guerrillera, y los familiares evitan denunciar por temor a represalias.
Precisó que los últimos reclutamientos que se han llevado a cabo en San Antonio del Táchira son de jóvenes que llegan de otros estados de Venezuela a trabajar en la frontera. “Los reclutan, se los llevan y ni sus familias saben dónde están, pero denuncias oficiales no hay. Uno se entera por los caminos verdes“, dijo.
Redacción Maduradas con información de El Pitazo.
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