La llamada «revolución bolivariana» ha sido un huracán que de a poco termina de destruir lo poco que queda en el país, bastante afectado ya por la ineficiencia y corrupción de quienes tienen el poder en Venezuela.
La industria petrolera venezolana se encuentra en un espiral de caos, que la ha conducido ha tener que recurrir a Estados Unidos, su «enemigo», en busca de ayuda, reseñó un reportaje de The New York Times.
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“Le dicen el imperio y, sin embargo, le siguen comprando petróleo”, dijo Luis Centeno, dirigente sindical de los trabajadores petroleros.
Estados Unidos siempre ha sido un enorme mercado para el petróleo venezolano, pero con la crisis de Pdvsa el gobierno tuvo que iniciar la importación de petróleo estadounidense.
Estados Unidos comenzó, a principios de este año, a enviar más de 50.000 barriles diarios de crudo liviano para que Venezuela pueda preparar su propio crudo de exportación, con lo que “el imperio” se unió al grupo de proveedores que se han vuelto vitales para mantener la industria petrolera del país.
Sin embargo, Pdvsa lucha para poder pagar el petróleo extranjero. Algunos camiones cisterna esperan en el puerto hasta dos semanas para poder cobrar, y a veces se retiran debido a la falta de pago, dijo un ejecutivo que pidió mantener el anonimato para evitar las represalias del Gobierno.
La producción petrolera venezolana se ubica en 2,4 millones de barriles diarios, una disminución de 350.000 barriles en comparación con la producción del año pasado, lo que representa casi un millón de barriles por debajo de lo que se producía en 1998, cuando Chávez asumió el poder.
Con información de The New York Times.
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