El gobernante venezolano Nicolás Maduro sigue perdiendo respaldo dentro de sus propias filas ante la creciente percepción de que traicionó el legado del fallecido Hugo Chávez y de que no es capaz de solucionar la crisis económica, dijeron analistas a El Nuevo Herald al advertir sobre el emergente riesgo de un divorcio entre “chavistas” y “maduristas”. Los expertos señalaron que el chavismo se está convirtiendo en suelo fértil para una división interna y que la tendencia puede verse en la encuesta publicada el lunes por el Instituto Venezolano de Analisis de Datos (IVAD), que muestra un segmento importante del chavismo en desacuerdo con la gestión de Maduro.
“La tendencia está mostrando dos grandes cosas. La primera, que pudiera surgir un nuevo bloque político de la gente que se considera chavista pero que no se considera madurista, o que está descontenta con la manera en que Maduro ha conducido el gobierno en este año y medio”, explicó desde Caracas Oswaldo Ramírez, presidente de la firma ORC Consultores.
“De la encuesta se lee que muchos dentro del chavismo consideran que Maduro botó el legado de Hugo Chávez, que no lo representa y que no lo ha puesto en práctica”, añadió.
Según la encuesta de IVAD, un 67.4 por ciento de los consultados considera que Maduro ha desperdiciado el capital político que heredó de Chávez y sólo un 27.8 por ciento cree que sea un digno heredero de su legado.
El sondeo también revela que un 75.1 por ciento de los venezolanos cree que las cosas “van en dirección equivocada”, y un 70.1 por ciento dice no confiar en que Maduro y su gobierno pueda resolver los problemas económicos del país.
El tema es que una porción significativa de esas opiniones provienen de personas que aún se consideran chavistas, algunos de los cuales incluso forman parte del 57.8 por ciento que considera que Maduro debería renunciar.
“El 20 por ciento del que se autodefine como chavista dice que Maduro debe renunciar ya”, enfatizó Ramírez. “Eso quiere decir que esa luna de miel se acabó efectivamente”.
El que las condiciones están dadas no quiere decir necesariamente que el proceso ya esté en marcha, pero el continuado deterioro de la situación económica y política del país y la ausencia de señales de que la situación pudiese cambiar, podría efectivamente comenzarlo.
Para que se produzca, se requeriría de la aparición de una figura importante del denominado chavismo histórico que pudiese ser visto por las bases del partido como un mejor representante del legado de Chávez.
“Esta persona pudiera ser un miembro de la familia de Chávez, o alguno de los militares que le acompañara en su intento de golpe de Estado de 4 de febrero de 1992”, comentó Ramírez.
“Tendría que ser alguien mediático y que haya tenido algún arraigo popular, para que se convierta en la cara del nuevo bloque político en Venezuela”, agregó.
Con solo un 0.4 por ciento de los consultados considerando que la situación en Venezuela es “muy buena” y un 5.5 por ciento diciendo que es “buena”, superar en popularidad a Maduro no luce muy difícil.
De hecho, sólo un 26.8 por ciento de los consultados dijeron que votaría por él de realizarse una nueva elección en este momento, cuando el 32.5 por ciento de ellos se definieron como chavistas.
Para el analista político José Vicente Carrasquero todo esto refleja el gran desencanto del elector chavista con Maduro en vista a su incapacidad para hacer frente a los problemas económicos del país.
“Lo que está pasando en Venezuela es que la velocidad con que se está empobreciendo la gente es tan grande que está provocando la sensación entre la gente que está siendo dejada de lado, que no está siendo tomada en cuenta y que sus problemas ya no importan, y que por el contrario, lo que van hacer es imponerle más restricciones”, señaló Carrasquero desde Caracas.
En ese sentido, las diferencias entre Chávez y Maduro son muy grandes.
“Chávez mantenía a la gente con una expectativa de que iba a ayudarles a salir adelante. Les despertaba la sensación individualmente de que en algún momento les iba a tocar a ellos”, explicó.
“Maduro, en cambio, habla muy poco de futuro, que era una cuestión que Chávez hacía mucho, ni tampoco enamora. Maduro quiere hablar regañado todo el tiempo, quiere amenazar todo el tiempo. Tampoco toma medidas, y cuando las toma no funcionan” para frenar la escasez y la inflación que está afligiendo a la población, agregó.
Un 77.9 por ciento de las personas consultadas por IVAD dijo que el plan anunciado por Maduro para enfrentar la crisis, denominado por el gobernante como “El Sacudón”, fracasó en llenar las expectativas.
La crisis de desabastecimiento es un tema que acapara la preocupación de los venezolanos, con el 73.5 por ciento de los consultados calificándola como el principal problema del país, superando por primera vez el tema de la inseguridad que se ubicó en 71.5 por ciento, reseñó El Nuevo Herald.