Las últimas declaraciones de Fidel Castro han vuelto a sorprender. Y ya se va convirtiendo en un hábito: desde que el ex mandatario comunista reapareció en público hace dos meses, tras cuatro años de reclusión y enfermedad, cada vez el Comandante dispara más alto.
Si la semana pasada dejó a más de uno perplejo al reconocer su responsabilidad en la política de persecución a los homosexuales en la década de los sesenta y setenta, ahora Castro ha dado muestras de un increíble realismo al admitir a un periodista estadounidense que «el modelo cubano» no se puede exportar porque «no funciona» ni en la isla.
Castro, de 84 años, fue entrevistado la semana pasada en La Habana por el periodista Jeffrey Goldberg, junto a la experta norteamericana en relaciones exteriores Julia Sweig. Fueron más de diez horas de conversaciones y encuentros durante varios días. En ese tiempo hablaron de los temas últimamente preferidos por el líder comunista, especialmente el conflicto arabe-israelí y la posibilidad del estallido de una guerra nuclear si continúan las tensiones con Irán.
En un momento de la conversación, los norteamericanos preguntaron a Castro sobre la vigencia del modelo cubano y su posible validez en otros países. Castro, cada vez más por encima del bien y del mal, contestó que tal cosa no era pertinente y añadió: «El modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros». Lo escribió el propio Goldberg en la revista The Atlantic, y tanta fue su sorpresa que incluso le preguntó a Sweig -una reputada experta en asuntos cubanos- cuál era su interpretación a las palabras del ex presidente cubano, que continúa siendo primer secretario del Partido Comunista de Cuba.
Según Sweig, Castro «no estaba rechazando las ideas de la revolución» sino que se trataba de «un reconocimiento de que bajo el modelo cubano el Estado tiene un papel demasiado grande en la vida económica del país«. La analista interpretó que con sus declaraciones Castro buscaba «crear un espacio» para que su hermano, el presidente Raúl Castro, pudiera poner en marcha «reformas necesarias, frente a lo que seguramente encontrará resistencias de los comunistas ortodoxos dentro del partido y la burocracia».
La entrevista publicada este miércoles por la revista norteamericana es la segunda de una serie que resumirá los encuentros de Golberg con Castro en la isla, respondiendo a una invitación del ex jefe de Estado. En el primer trabajo Castro criticó al presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, por sus declaraciones antisemitas, y le pidió que «deje de difamar a los judíos» y que trate de entender por qué los israelíes temen por su existencia.
Mauricio Vicent / El País