La crisis en Venezuela ha hecho que los niños crezcan antes de tiempo. Les ha hecho comprender que los padres no tienen cómo asegurar las tres comidas del hogar. Por esta situación, muchos adultos han optado por dejar de comer y darles lo poco que compran a sus hijos.
Foto: Reuters.
La periodista Nina Bortolussi realizó para El Carabobeño un reportaje que expone la realidad de Argenis, un preadolescente de 13 años que está haciendo frente al hambre de su familia, la cual está conformada por nueve miembros.
La familia de este joven no pensó atravesar por esta crisis alimentaria.
A su corta edad tiene la madurez de querer solucionar la situación de su familia y sacrifica su comida para que el resto de la familia pueda ingerir algo en el día.
La abuela del pequeño, Ana Ríos, expresó que a veces no mandan al niño al colegio porque no tienen comida para darle y que cuando va y le dan comida en la escuela la lleva a la casa para compartir.
En su mayoría, le dan en la escuela una sopa que no tiene ni carne ni verduras. Sin embargo, siempre le da “un poquito a cada quien”. Los adultos tratan de que coman los cuatro niños de la casa.
Las precarias condiciones en las que viven Argenis y su familia no le impiden trabajar. El pequeño quiere ser futbolista, como sus ídolos de Real Madrid, pero la mala alimentación hizo que se desmayara en dos prácticas.
Asimismo, no tiene zapatos para jugar, ni el uniforme. Las quejas no forman parte de su vocabulario, sus ganas de salir adelante lo incentivan cada día.
La abuela de Argenis aseguró que está viviendo el peor momento de su vida. Nunca había pasado hambre.
Las cajas de alimentos del Comité Local de Abastecimiento y Producción (Clap) solo les llegó una vez, hace más de un año.
Además, nunca han sido beneficiados con los programas sociales que ejecutan desde la alcaldía o la gobernación.
Como el caso de esta familia, hay muchas, sobre todo en el interior del país.
Redacción Maduradas, con información de El Carabobeño
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