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¡CONTRA LA PARED! La agresividad verbal de Maduro revela la profundidad de la crisis venezolana

El agotamiento de las arcas públicas pone en peligro los programas sociales y a ALBA. El viernes 12 de diciembre el ministerio de Petróleos y Minería de Venezuela no anunció, en contra de la costumbre, el precio de venta de su petróleo. El silencio oficial revelaba una realidad contundente: el precio que Venezuela puede obtener está por debajo de los $60. Si servía como índice, ese día el barril Texas se cotizó a $57,81.

El des­censo del precio del pe­tróleo está pro­du­ciendo efectos psi­co­ló­gicos de­vas­ta­dores entre los go­ber­nantes ve­ne­zo­la­nos, porque les acerca a tener que re­co­nocer la im­po­si­bi­lidad de man­tener los pro­gramas re­dis­tri­bu­tivos de fondos pú­bli­cos, gra­cias a los cuales re­ciben el apoyo de las clases po­pu­la­res.

Nicolás-Maduro-molesto

Esta pers­pec­tiva ame­naza con dar lugar a una pugna por par­celas de poder entre las di­versas fac­ciones y grupos par­ti­da­rios que se reúnen for­mal­mente bajo las si­glas del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), al ob­jeto de re­tener algún con­trol en el re­parto de los men­guantes re­cursos del es­tado.

María Corina Machado, una de las por­ta­voces de la opo­si­ción al ré­gi­men, de­claró hace poco que “las fac­ciones dentro del ofi­cia­lismo se están agre­diendo a ni­veles sin pre­ce­den­tes, porque se les han re­du­cido los re­cur­sos”. Incluso dentro del alto mando de las fuerzas ar­ma­das, que Maduro ha cul­ti­vado es­pe­cial­mente, se ob­servan signos de in­tran­qui­li­dad.

Ambos fac­to­res, crisis de re­cursos y ten­siones in­ter­nas, hacen que el pre­si­dente Nicolás Maduro se ex­prese pú­bli­ca­mente con un tono alar­mista, mezcla de pe­si­mismo y desafío contra los po­deres que se oponen a la ac­tual de­riva de sus po­lí­ti­cas. “A mí no me va a de­rrocar na­die, para que Vds. se­pan, porque yo soy el pue­blo”, de­claró ante una reunión gu­ber­na­mental en Caracas este fin de se­mana.

El sen­tido de alarma del ré­gimen cha­vista se ha exa­cer­bado por la apro­ba­ción, por el se­nado de los Estados Unidos el pa­sado 9 de di­ciem­bre, de una ley de san­ciones contra fun­cio­na­rios y mandos mi­li­tares sos­pe­chosos de vio­lencia contra los ma­ni­fes­tantes de la opo­si­ción que entre fe­brero y mayo del 2014 desafiaron al ré­gimen y su­frieron los ata­ques de grupos ar­mados for­mados entre los “colectivos” de apoyo al ré­gi­men.

En esos in­ci­dentes hubo cua­renta víc­timas mor­tales de ambos ban­dos, y mu­chas per­sonas han ale­gado haber sido víc­timas de tor­tu­ras. Cientos de se­gui­dores de la opo­si­ción y uno de sus lí­de­res, Leopoldo López, fueron de­te­ni­dos. López y mu­chos otros con­ti­núan en pri­sión. ”Están pre­sos; y bien presos están los fas­cis­tas, y ahí se que­da­rán. Ni de­rro­cán­dome a mí sal­drán”, ase­guró el pre­si­dente la pa­sada se­mana. “Que lo sepa el im­pe­ria­lis­mo”, re­ma­chó.

Maduro acusa a los Estados Unidos de estar de­trás de la opo­si­ción al ré­gi­men. “Había un plan para des­truir Telesur, el mi­nis­terio de Defensa y quién sabe si el Palacio de Miraflores”, de­nunció en alu­sión a la TV cha­vista y el pa­lacio pre­si­den­cial.

“Esto es todo lo que ten­go”

En tér­minos fi­nan­cie­ros, la crisis que asoma se con­creta en los $22.400 mi­llones de ven­ci­mientos de la deuda es­tatal y de la de Petróleos de Venezuela en 2015. Las re­servas ve­ne­zo­lanas están algo por de­bajo de esa can­ti­dad. La prima de riesgo de la deuda pú­blica se sitúa en 6,928 pun­tos, el re­cord en cinco años. Citigroup Inc. cal­cula que Venezuela ne­ce­sita $25.000 mi­llones su­ple­men­ta­rios para atender sus obli­ga­ciones fi­nan­cie­ras.

También están los com­pro­misos so­ciales del ré­gi­men. “Las pers­pec­tivas de Venezuela pa­recen un desas­tre”, de­claró Marik Okada, de Highland Capital Management, (El Mundo, Caracas, del 14 de di­ciem­bre). Gran parte de la culpa de esta si­tua­ción tan crí­tica la tienen los Estados Unidos, piensa el pre­si­dente Maduro. En su opi­nión, “hay una per­se­cu­ción de fi­nan­cia­miento contra Venezuela, para que no po­damos re­solver nues­tros pro­blemas eco­nó­mi­cos”.

En todo caso, ase­guró, “Venezuela es un país só­lido eco­nó­mi­ca­men­te”. Pero hizo una re­serva: “No hay po­si­bi­li­dades de de­cla­ra­toria de de­fault…, a menos que no­so­tros de­ci­damos no pagar más, por una es­tra­tegia eco­nó­mica de desa­rro­llo”.

Mientras la crisis del pe­tróleo ame­naza los pro­gramas so­ciales que apun­talan el “socialismo del siglo XXI”, como lla­maba Hugo Chaves a su ex­pe­ri­mento re­vo­lu­cio­na­rio, el des­madre ins­ti­tu­cional re­sul­tante de su es­tilo de li­de­razgo cau­di­llista es uno de los fac­tores que con­tri­bu­yeron a la co­rrup­ción de go­ber­nan­tes, fun­cio­na­rios y jefes mi­li­tares y po­li­cia­les. Heiber Barreto, de Marea so­cia­lista, una co­rriente di­si­dente del PSUV, llama la aten­ción sobre los 3.600 pro­cesos abiertos por co­rrup­ción, y las 4.600 san­ciones im­puestas hasta ahora.

En su opi­nión, du­rante los úl­timos años se han per­dido por di­versas vías $260.000 mi­llones de ri­queza y el em­pre­sa­riado se ha lle­vado un bo­cado de 22.000 mi­llo­nes. Irritados por su di­si­den­cia, los jefes del PSUV han ex­pul­sado de las fu­turas can­di­da­turas elec­to­rales a los se­gui­dores de Marea Socialista.

El ré­gimen de cam­bios pone en evi­dencia las dis­fun­cio­na­li­dades creadas por el con­trol ab­so­luto del go­bierno sobre los re­cursos de todo tipo: di­vi­sas, pe­tró­leo, ali­men­tos, bienes de con­sumo, etc. Con la in­ten­ción de ajustar esos re­cursos a los prin­ci­pios po­pu­listas de sus pro­gramas so­cia­les, el ac­ceso de los em­pre­sa­rios a las di­visas se re­gula por un com­pli­cado sis­tema de cam­bios, que está dando mues­tras de fallo téc­nico.

En las úl­timas se­manas el go­bierno ha re­du­cido drás­ti­ca­mente las can­ti­dades de dó­lares que saca para su compra por los em­pre­sa­rios y par­ti­cu­la­res, y ha in­tro­du­cido le­gis­la­ción para per­mitir un mer­cado de di­visas pa­ra­lelo. Todo ello pa­rece anun­ciar, en opi­nión de los es­pe­cia­lis­tas, una fuerte de­va­lua­ción de la mo­neda na­cio­nal.

Previsible en­co­gi­miento del cha­vismo geo­po­lí­ti­co

La ace­le­rada crisis del pos chavismo tendrá re­per­cu­siones geo­po­lí­ticas de im­por­tan­cia. Chávez y Maduro prac­ti­caron una po­lí­tica in­ter­na­cional opuesta a Washington, que les lle­vaba a cul­tivar a las po­ten­cias com­pe­ti­doras de los Estados Unidos: Irán, China, Rusia, etc., así como a los re­gí­menes so­cia­listas o po­pu­listas de América Latina (Cuba, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Argentina, etc.) Para en­con­trar apoyo entre estos úl­timos creó la alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).

Este foro da pres­tigio an­ti­im­pe­ria­lista a Venezuela, al costo de $4.000 mi­llo­ne­s/año en sub­si­dios de todo tipo, sobre todo pe­tró­leo, para sus aso­ciados ex­ternos más ne­ce­si­ta­dos. Maduro di­fí­cil­mente podrá man­tener este ritmo de asis­ten­cia, que fue po­sible hasta no hace mu­chos meses por una ma­teria prima de alta co­ti­za­ción, pero cuyos pre­cios se han hun­dido en las úl­timas se­ma­nas.

En re­su­men, el ré­gimen tendrá muy di­fícil so­bre­vivir si no su­pera su des­go­bierno, sus lu­chas de fac­ciones y el des­con­tento de la po­bla­ción re­sul­tante de la es­casez ge­neral de bienes de pri­mera ne­ce­si­dad, y no re­corta los am­bi­ciosos y des­pren­didos pro­gramas de ayuda a los pue­blos her­ma­nos.

Por Antonio Sánchez-Gijón / Capital Madrid

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