Tras las medidas tomadas por el Ejecutivo de reducir el horario de trabajo dentro del sector público y obligar a las empresas privadas a autogenerar energía en horas pico de consumo, anunciadas por el vicepresidente Jorge Arreaza y el ministro de Energía Eléctrica, Jesse Chacón, los sindicalistas Elio Palacio y Reinaldo Díaz, aseguraron que sólo se pretende esconder la falta generalizada de mantenimiento del sistema eléctrico nacional.
“El ministro lo evidenció en las cifras que aportó el martes: hay un faltante de 7.600 megavatios entre la capacidad instalada de electricidad disponible y la nominal instalada”, dijo Palacio, directivo del sindicato de trabajadores de Vargas. Agregó que el diferencial pertenece al parque de plantas de generación térmica, las cuales deben auxiliar una menor producción de electricidad en la central de Guri, cuyo nivel del embalse está afectado por la sequía.
Recordó que Chacón dijo también que 48% de la capacidad de generación del país está disponible, por lo queda 42% que no se puede activar, lo cual, a juicio del sindicalista, explica los racionamientos programados en áreas del interior del país que Corpoelec efectúa desde hace meses. “El error del ministro ha sido insistir en que el sistema está blindado frente a contingencias, cuando eso no es así por la falta de mantenimiento”, sostuvo.
Reinaldo Díaz, secretario general del sindicato de trabajadores de la región capital, explicó que el nuevo horario en la administración pública es un pellizco sobre la demanda actual de electricidad de 23.000 megavatios. “El gobierno debe ser sincero con los venezolanos y admitir que ha descuidado el mantenimiento en todas las áreas (generación, transmisión y distribución) del sistema eléctrico nacional y por ello aplica el racionamiento del consumo a los usuarios”, añadió.
El dirigente refirió que Venezuela registra uno de los índices más altos del mundo en pérdidas técnicas, que se sitúa en 40%, porque no se hace mantenimiento a los equipos asociados y redes, situación que facilita fugas de energía. “Por ejemplo, las calderas de la central Tacoa presentan fisuras y eso disminuye la producción de vapor que genera la electricidad”.
Díaz insistió en que “está en el piso” la operatividad de Tacoa, con una capacidad total instalada de generación de 1.200 MW, de la cual cada máquina aporta 250 de los 450 MW capacidad nominal instalada que poseen. Recalcó que no hay mantenimiento en los compresores, sistemas de control automático ni en los tiros forzados (ventiladores) asociados a las máquinas.
Palacio precisó que desde hace mucho tiempo no se hace mantenimiento a las redes de generación y distribución para optimizar su conductividad de la energía mediante el lavado con agua desmineralizada. Ambos sindicalistas alertaron que la falta de mantenimiento ocasiona situaciones inseguras que ponen en riesgo la integridad física de los trabajadores, quienes denuncian además la falta de guantes, botas, uniformes, repuestos y equipos para realizar su labor.
Con información de El Nacional.