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¡DESTRUIDA EN SOCIALISMO! PDVSA, entre los últimos lugares de las petroleras del mundo

La industria petrolera mundial se encuentra en estado de pánico. El precio del crudo ha caído más bajo y más rápido de lo que nadie podría haber predicho. A 43 dólares, el barril ha bajado 70% desde junio de 2014. Los suministros récord del petróleo han superado a la demanda, y ahora los tanques de almacenamiento se están llenando, así reseña Forbes.

Para junio podríamos simplemente quedarnos sin espacio donde meter todo ese petróleo. Si eso ocurre, los 43 dólares por barril podrían lucir como un gran precio en comparación con lo bajo que podría caer.

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Es notable que el mundo se encuentre nadando en petróleo. Hace una década, la Tierra usaba unos 83 millones de barriles por día, una cifra que ha crecido hasta los 93 millones de la actualidad. ¿Recuerdan que en 2008 algunas voces pronosticaban que el precio récord de 147 dólares por barril era sólo el comienzo de un súper pico del petróleo? Esas voces se han apagado por completo.

He pensado mucho en ello durante la compilación de mi lista anual de las empresas de petróleo y gas más grandes del mundo, de la cual tengo mucho que agradecer a la gente de la consultora energética WoodMackenzie, que me proporcionó datos sobre los 21 mayores productores del mundo. No solo tenemos los números de 2014, sino también, para hacer una comparación, todos a partir de 2004.

¡Qué diferencia hace una década! En aquel entonces, los primeros productores bombeaban 64.1 millones de barriles de petróleo crudo equivalente (mbpce). Hoy están bombeando colectivamente 80.4 mbpce, un incremento de 25%. WoodMackenzie me asegura que no existe doble contabilidad en sus datos. Las cifras representan los volúmenes que cada empresa explota antes de los pagos de regalías. En total, estas empresas representan aproximadamente la mitad de la producción de crudo del mundo.

Pero hay una cosa que apenas ha cambiado en una década: en 2004 el precio promedio del barril de West Texas Intermediate era de 41.5 dólares. Mientras escribo esto, el 19 de marzo, el WTI está en 43 dólares.

Todo ese crecimiento en la producción está lejos de ser distribuido uniformemente. Rosneft, una empresa controlada por el Kremlin, se lleva el premio por añadir la mayor cantidad de volumen en la última década, pasando de los 300,000 bpce en 2004 a los 4.7 mbpce de hoy. El crecimiento de Rosneft se ha debido en gran parte a su absorción de Yukos y la adquisición de TNK-BP –la segunda, más cara que la primera–. PetroChina también ha estado en una racha, pasando de 2.6 mbpce a 4 millones. Entre el resto, Saudi Aramco ha pasado de 1.2 millones de barriles a 12 millones, Qatar Petroleum ha duplicado a 2.4 millones de barriles equivalentes al día, mientras que las compañías nacionales de petróleo de Irán, Kuwait, Abu Dhabi y Brasil han agregado cada una alrededor de 1 millón de barriles por día.

¿Ubican la tendencia? Entre las compañías petroleras más grandes, la gran mayoría del crecimiento en el volumen proviene de entidades controladas por el Estado. Comparemos eso con el desempeño de las compañías petroleras internacionales: ExxonMobil ha logrado sumar sólo 100,000 bpce en la última década para llegar a 4.7 millones. Chevron ha añadido 200,000 bpce para llegar a 3.3 millones, mientras que Royal Dutch Shell y BP han caído en 200,000 barriles a 3.7 millones. ConocoPhillips ha añadido 200,000 y Total redujo 100,000 bpce.

Ahora tiene sentido que las compañías petroleras nacionales de los países ricos en petróleo crezcan, y mucho, sobre todo cuando han sido incentivadas por varios años del barril a 100 dólares, pero ¿cuál es la excusa de Exxon, Chevron y Shell para no crecer? La producción de petróleo en Estados Unidos ha aumentado en casi 5 millones de barriles por día en los últimos 6 años y en 1.4 bpce sólo en 2014. La producción de gas natural en EU ha aumentado de 680,000 millones de metros cúbicos por año en 2004 a 31 en 2014.

¿Por qué las petroleras internacionales no han participado en este crecimiento? ¿No estaban poniendo atención? No, no es eso. Tengamos en cuenta que a medida que los yacimientos de petróleo y gas son explotados, menos hidrocarburos fluyen de ellos. La producción mundial tiene un declive promedio del orden de 7%. Esto significa que sólo el mantenimiento de un nivel de producción constante requiere enormes inversiones en exploración, perforación y oleoductos. Sólo para mantener el ritmo, cada una de las empresas más grandes debe hacer inversiones de capital de más de 30,000 millones de dólares al año.

Parte de ese dinero ha terminado en el boom norteamericano. Exxon compró a XTO Energy por 40,000 mdd. Chevron y Shell se hicieron de una gran superficie de cultivo en los campos de Marcellus, Eagle Ford y Permian. BP y Total se asociaron con Chesapeake Energy. ConocoPhillips tiene una gran superficie dedicada a la perforación.

Pero los yacimientos de esquisto no han hecho mucho todavía. Con una sobrecarga excesiva y una lenta toma de decisiones, las grandes compañías aún no han sido capaces de sacar provecho del shale porque los costos son simplemente demasiado altos para generar un retorno decente que justifique la inversión. Shell ha perdido dinero en la región de América del Norte durante dos años. BP planea escindir su negocio de 48 estados en una compañía independiente. Exxon se ha resistido a invertir en grande en el shale, pero al menos ha permitido que XTO opere en condiciones que no aplasten su ágil cultura.

De hecho, el gran boom petrolero estadounidense ha sido liderado por docenas de operadores independientes más pequeños que generan 200,000 bpce o menos. Y gracias a sus esfuerzos, unas pocas de esas empresas han generado un flujo de efectivo libre que les permite financiar sus campañas de perforación en lugar de depender de las ventas de bonos y acciones.

Aún más, los gigantes energéticos han salido lastimados por el boom del shale incluso en casos en los que sólo han hecho incursiones tímidas. Según los cálculos de Bernstein Research, las grandes compañías petroleras integradas generan un retorno sobre el capital empleado promedio de aproximadamente 8% anual durante el ciclo que duró desde 2009 hasta ahora. En el ciclo anterior –antes del boom del shale– ese retorno promedio era más o menos de 16%. El problema con el auge del esquisto estadounidense es que todo este nuevo petróleo simplemente no es lo suficientemente rentable, incluso a 80 dólares el barril o más.

El colapso del petróleo de 2015 ya ha arrastrado a los más débiles: Saratoga Resources, BPZ Resources y American Eagle Energy han dejado de hacer el pago de intereses y se han visto obligados a reestructurarse. Quicksilver Resources y Cal Dive International ya se han declarado en bancarrota y muchos otros se están quedando rápidamente sin dinero en efectivo.

Todo lo anterior sirve para decir que la razón por la que Exxon, Chevron, Shell y Total no han añadido grandes volúmenes de petróleo nuevo en Estados Unidos se debe a que simplemente no sería lo suficientemente rentable como para hacerlo.

Esto también explica por qué los gigantes petroleros estatales de Arabia Saudita, Kuwait y Abu Dhabi no tienen ningún interés en ayudar a que los productores independientes de Estados Unidos coloquen sus millones de barriles reduciendo su propia producción. El costo de equilibrio de Saudi Aramco es del orden de 10 dólares por barril. El punto de equilibrio de los mejores yacimientos de esquisto estadounidenses está cerca de los 40 dólares. Qatar, Kuwait, Irak y Abu Dhabi han invertido decenas de miles de millones de dólares (a menudo con la ayuda de esos titanes internacionales) para aumentar su producción altamente rentable. El desembolso de Aramco en los últimos años ha sido de más de 100,000 mdd. No tienen intención de recortar la producción de petróleo fácil y renunciar a su participación de mercado ante el fracking de alto costo de los estadounidenses.

Esto no quiere decir que la revolución del shale de Estados Unidos será una moda pasajera. Por el contrario, esta nueva fuente de suministro será cada vez más importante a medida que el resto de los campos convencionales de Rusia y Medio Oriente continúen su declive inevitable. De hecho, podemos esperar que los gigantes aprovechen los deprimidos precios actuales de los activos para comprar más terrenos y sumarlos a sus inventarios. También serán capaces de reducir los costos de desarrollo al presionar aún más a las empresas de servicios.

Tomará algún tiempo deshacerse del excedente, pero los precios del petróleo se recuperarán y la industria estadounidense del petróleo de esquisto madurará, encontrará una mayor disciplina de capital y ayudará a estimular años de crecimiento futuro para las grandes petroleras.

Mientras tanto, una lectura de la muy respetada Statistical Review of Energy de BP muestra que la era del petróleo está lejos de terminar. Las fuentes de energía renovable, a pesar de su bombo, contribuyen con sólo 2.7% de la mezcla energética mundial, con la eólica a la cabeza con el 1% del total, le siguen la energía nuclear y la hidroeléctrica. Después de ellos, todos son combustibles fósiles: gas natural, el 24%, y el carbón un 30%, pero la mayor fuente mundial de energía, con 33% del total, sigue siendo el petróleo.

Éstas son las 20 empresas petroleras y gaseras más grandes en 2015:

  1. Saudi Aramco – 12 mbpce
  2. Gazprom – 8.3 mbpce
  3. National Iranian Oil Co. – 6 mbpce
  4. Exxon Mobil – 4.7 mbpce
  5. Rosneft – 4.7 mbpce
  6. PetroChina – 4 mbpce
  7. BP – 3.7 mbpce
  8. Royal Dutch Shell – 3.7 mbpce
  9. Petróleos Mexicanos – 3.6 mbpce
  10. Kuwait Petroleum Corp. – 3.4 mbpce
  11. Chevron – 3.3 mbpce
  12. Abu Dhabi Nacional Oil Co. – 3.1 mbpce
  13. Total – 2.5 mbpce
  14. Petrobras – 2.4 mbpce
  15. Qatar Petroleum – 2.4 mbpce
  16. Lukoil – 2.3 mbpce
  17. Sonatrach – 2.2 mbpce
  18. Ministerio iraquí de Petróleo – 2 mbpce
  19. PDVSA – 2 mbpce
  20. ConocoPhillips – 2 mbpce

Con información de Forbes México.

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