¡DULCE DESPECHO! Las 13 chucherías de la Venezuela del pasado que seguramente la “patria” te había hecho olvidar

Cómo no añorar aquellas bodeguitas cercanas a nuestras casas donde al asomarte veías variedad de colores, productos por doquier y cuanta cosa se te ocurría preguntar seguramente el vendedor te decía “sí hay”, espacialmente cuando se trataba de las deliciosas chucherías, esas que comprabas con el dinero en efectivo que te daban tus abuelos, tíos o padres.

En la Venezuela potencia de hace más de 20 años, la producción nacional era única y hasta envidiada por otros países, y los venezolanos disfrutaban de aquel momento con todo lo que salía al mercado, había grandes variedades. En esos tiempos jamás se pensó que los anaqueles podrían vaciarse al cabo de unos años.

Para comenzar con una lista que seguramente le traerá buenos recuerdos el sello venezolano de amplia trayectoria en el país debe estar a la cabeza: Savoy.

Es abrir la ronda con un delicioso chocolate relleno de caramelo y trozos de arroz inflado definitivamente vale la pena, se trata del Rock-o-late, una presentación que desde hace varios años desapareció del mercado.

Y a quien no le gustaba ir a una panadería y pegarse, cual corroncho, en la vidriera de las cavas de helados para escoger el de su preferencia, uno de los más elegidos era el popular Drácula de Tio Rico, una particular paleta negra que al morderla dejaba salir una ácida jalea de color rojo.

Entre los helados que nos encantaba escoger estaba el Pata-Pata también de Tío Rico, un helado en forma de pie con un enorme dedo cubierto de chocolate.

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Pero, si hay algo que le encanta a un niño es masticar y masticar, aunque suene a locura, una de las golosinas preferida por los venezolanos era un chicle, muy largo, conocido como Papaúpa.

Entre las gomas de mascar populares de nuestra niñez también están los Mini Chiclets, se trataba de unas bolsitas pequeñas llenas con un montón de cuadritos miniaturas y de colores surtidos, pegajosos y excelentes para compartir en con los amiguitos.

Y en el mismo orden estaban los caramelos masticables, esos que no pelabas en una fiesta de cumpleaños como los Vaca Vieja, y es que solo con mencionarla la boca se te vuelve agua de pensar en ese caramelo con sabor a dulce de leche único.

Y si no recuerdas las Frunas definitivamente no viviste la Venezuela de progreso, eran esos caramelos con los que el “señor de la bodega” te daba el vuelto, una envoltura en forma de cubo, con cuatro caramelos con envolturas individuales y cuadradas dentro.

Y el Barrilete era otro impelable para los chamos de aquella época.

Pero había otros dulces que encantaba llevar para el camino, como los tubos de caramelos, entre los que destacan unos ácidos pero deliciosos: los Salvavidas.

Con esta misma presentación también vendían los Chocomentas, unos caramelos de menta rellenos de delicioso chocolate, que más tarde se comercializaron en presentaciones individuales.

Y cómo olvidar la bolsita de caramelo en polvo que no costaba prácticamente nada, el popular Bip Bip.

Y siguiendo un poco con los chocolates de aquella época, es imposible olvidar aquella presentación que venía rellena con un delicioso y dulce coco rallado, así es, es el Prestigio, de Nestlé.

Y para completar con snack salado, es bueno recordar aquellos momentos en los que tu merienda era paquete de Boliqueso, una bolsita llena de bolitas de maíz con sabor a queso.

Redacción Maduradas.

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