En medio de una crisis económica y escasez de divisas para importar alimentos y medicinas, el gobierno venezolano lanza un maratónico festival musical de una semana con decenas de bandas extranjeras, que ha desatado críticas. Desde este viernes y hasta el sábado 6 de diciembre, 12 salas y siete locaciones al aire libre del centro y oeste de la capital presentarán el Festival Suena Caracas, con 137 bandas y solistas de rock, merengue, salsa y reggae, 41 de ellos extranjeros, algo inédito en un país donde el control de cambio vigente desde 2003 limita la contratación de artistas internacionales. El costo para ver a figuras de la talla del merenguero dominicano Wilfrido Vargas, los rockeros mexicanos Café Tacuba o los españoles de Estopa será de 50 bolívares (casi 8,0 dólares al cambio oficial pero menos de 0,50 en el mercado paralelo).
El Legislativo venezolano aprobó 168 millones de bolívares (26,6 millones dólares al cambio oficial) para la realización del evento, organizado por la alcaldía del municipio Libertador (centro de Caracas), feudo del chavismo.
“Pomposa fiesta”
Es una “pomposa fiesta” que “ocurre mientras escasean medicinas para tratamiento de epilepsia y enfermedades renales”, criticó días atrás el alcalde de la Gran Caracas, el opositor Antonio Ledezma en una artículo sobre el festival titulado “Pan y circo”.
Los cuestionamientos calan también entre los convencidos del proceso revolucionario, pero en el ala crítica, entre ellos el politólogo y miembro de la Marea Socialista, Nicmer Evans, quien en la página digital Aporrea también se refirió al “pan y circo”.
“Lo único que lamento es que se disponga de dólares para pagarle a ‘artistas’ que nada aportan a la cultura y mientras tanto, yo no pueda conseguir pañales de adultos para mi madre”, escribió.
Venezuela registró en agosto una inflación anualizada de 63,4% y enfrenta una sequía de divisas para un mercado dependiente de las importaciones, lo que se traduce en una aguda escasez de productos diversos y que ahora golpea particularmente al sector farmacéutico.
A ello se suma la caída de más del 30% de los precios del petróleo desde junio, que significa un enorme hueco para Venezuela pues obtiene del crudo el 96% de sus ingresos.
Música e inseguridad
“Los tiros (disparos) del malandro (criminal), los gritos del atracado, los ruidos del indigente hurgando en la basura: Así es como Suena Caracas”, ironizó en Twitter el líder de la opositora Mesa de Unidad Democrática, Jesús ‘Chuo’ Torrealba, al referirse a la inseguridad en Venezuela, que tiene la segunda mayor tasa de homicidios en el mundo, según la ONU.
Otra polémica fue la inclusión inicial en el cartel de Chino y Nacho, dúo venezolano residente en Miami que se solidarizó con las protestas antigubernamentales que entre febrero y mayo reclamaron por la inseguridad y el deterioro económico, con saldo de 43 muertos.
La semana pasada Nicolás Maduro respondió ampliamente a la lluvia de críticas. “Estoy de acuerdo con la crítica que se está haciendo, pero también estoy de acuerdo con que toquen en el festival para que vean que en su patria hay tolerancia y que es mentira todo lo que ellos dijeron”, dijo el mandatario. Pero al final, Chino y Nacho cambiaron de parecer y cancelaron su actuación en Suena Caracas.
Luego de que en los 1990 el sector privado organizó los grandes conciertos, a partir de 2010 la oferta mermó debido a las a las limitaciones que impone el control cambiario establecido en el país desde 2003, reseñó El Mundo.