Luego de dos semanas de agonía y de haber sido «ruleteado» en al menos cuatro centros asistenciales por fallas en el servicio de energía y falta de insumos, falleció Roy Porras (43), quien recibió un disparo en el cuello el pasado 30 de septiembre. David Méndez, pariente de la víctima, narró que Porras vivía en Porlamar, estado Nueva espartam y viajó a la ciudad de Puerto Ayacucho a visitar a su hermano. El 30 de septiembre en la tarde, acompañó a su hermano a entregar una mercancía cerca de la Terminal de Pasajeros de Puerto Ayacucho. En ese momento dos sujetos que viajaban en una moto le dispararon y le arrebataron una cadena de oro.
La bala impactó en su cuello. Fue llevado a varias clínicas. No lo pudieron atender porque no había luz en la ciudad y los centros asistenciales no disponían de planta eléctrica. También lo trasladaron al hospital central de la población. Allí tampoco había luz ni insumos. Sin embargo, Méndez relató que con los pocos recursos existentes lo estabilizaron.
«El primero de octubre, a su propio riesgo, la víctima fue trasladada vía aérea a Caracas y posteriormente llevado al hospital Domingo Luciani de El Llanito. Allí lo intervinieron, pero no le extrajeron el proyectil que se incrustó en la cervical. Aún convaleciente fue dado de alta el miércoles pasado, y pese a que tenía un coágulo de sangre en la garganta.
El domingo 12 de octubre tuvo una recaída, le dio fiebre y se desmayó. De nuevo fue hospitalizado en El Llanito y falleció este lunes 13 de octubre en la madrugada».
Según Méndez, el agredido a víctima tenía dos hijas y era propietario de un local de latonería y pintura en Porlamar. «Era un hombre honesto, de trabajo, que no merecía morir en estas circunstancias. Lo más probable es que este crimen quede impune», reseñó El Universal.