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¡EL PRECIPICIO SOCIALISTA! «Váyanse ajustando las alpargatas, que lo que viene es horrible»

Con la cesta petrolera por debajo de los $60, Rusia en pleno colapso económico y de la OPEP ni pío, es difícil imaginarse un panorama macroeconómico más peligroso para cualquier país petrolero. Frente a esta crisis, la República Bolivariana de Venezuela queda particularmente vulnerable, con reservas casi agotadas, y poco liquidas, una población altamente dependiente de importaciones internacionales, y un gobierno con altos gastos públicos que sostener. 

Mientras tanto, en Miraflores, nuestro “parapresidente” sirve solo para vocear calumnias paranoicas, ingeniar excusas ridículas, e inventar mentiras obvias.

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Con cada día que pasa sin un nuevo “paquetazo,” algo que combine dolorosos cortes fiscales con profundos cambios de política económica, más se empeora nuestro futuro. Puede que ya sea demasiado tarde para evitar el precipicio como tal, pero aun podríamos reducir la velocidad de la caída, para que cuando nos estrellemos con el fondo, tal vez nos quedemos un poco menos pulverizados.

Pero en vez de desacelerar el desplome, la estrategia de nuestro liderazgo parece ser la que comúnmente se ve en los muchachos de mala conducta en primaria: esconder las calificaciones debajo del colchón, hacerse los locos, mentir respecto a cómo les fue, y esperar que los rescate algún milagro. ¿Quién sabe? Tal vez a los padres se les olvide hacerle seguimiento al tema, o la maestra descubra “ex post facto” que calculó mal la nota final. Desafortunadamente en este caso, resulta bastante improbable que a nuestros acreedores internacionales se les olvide hacerle seguimiento a nuestras deudas, o descubran por causa del azar, que nuestras obligaciones son menos de las que pensaron.

Eso no significa algún milagro ocurra, después de todo estamos en navidades. Los sauditas pudieran cambiar su posición inesperadamente permitiendo que la OPEP corte su producción en conjunto con Rusia, Brasil y México para que suba nuevamente el valor del crudo; o tal vez los chinos por fin ofrezcan pagarnos nuestra deuda externa a cambio de alguna islita infrautilizada. Igualmente poco probable, puede ser que mañana descubran un inmenso depósito de mineral diamantífero en Caucaguita el cual genere de inmediato una gran abundancia de nuevos ingresos imprevistos. No dudo que supuestas “posibilidades” como estas dominen las conversaciones internas del Régimen con respecto a la economía. Quizás por las pocas posibilidades reales de que esto suceda, Nelson Merentes anda desaparecido en estos días probablemente despachando desde la Montaña de Sorte, a ver si mediante flores, aguardiente y tabacos en cruz se logra invocar un milagro.

Existe un dicho en inglés -de verdad bastante cínico- que dice: “Dios favorece especialmente a los niños, los ciegos, y a cualquiera que esté catastróficamente borracho”. Tanto en su manera de gobernar y sus políticas, como en su filosofía general, el régimen de Maduro representa una amalgama casi perfecta de estos tres arquetipos. Aun así, si el plan de contingencia nacional sigue siendo “no hacer nada, negar que existe un problema y contar con un milagro”, el venezolano quedará cada vez más perjudicado. Con cada día de inacción y paralasis nuestra vida diaria se volverá cada vez más irreconocible.

En unos meses sabremos todos si el esperado Deus Ex Machina llegó a tiempo pero, mientras tanto, váyanse ajustando las alpargatas que lo que viene es horrible.

Daniel Lansberg Rodríguez / El Nacional

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