Idolatrado en su país natal, David Ortiz recorría las peligrosas calles de Santo Domingo con poco o nulo personal de seguridad. Confiaba en que sus fanáticos lo protegerían.
Así, el “Big Papi” se encontraba con la guardia baja incluso en lugares concurridos, como el Dial Bar and Lounge, donde la elite de los negocios y los espectáculos en República Dominicana puede entremezclarse con figuras más oscuras, en un país donde suelen amasarse fortunas mediante el narcotráfico y el lavado de dinero.
El extoletero de los Medias Rojas se encontraba en terapia intensiva en Boston, donde se recuperaba del balazo que recibió en la espalda el domingo en el referido bar. En tanto, la policía investiga qué aspecto de la vida de un héroe deportivo dominicano pudo haberlo convertido en blanco de lo que pareció ser un atentado directo en su contra.
Ortiz estaba tan relajado en el bar al aire libre que le daba la espalda a la acera poco antes de las 9 de la noche, en el momento en que un sujeto, llevado al lugar por otro en una motocicleta, se le acercó y le dio un disparo a quemarropa antes de huir.
Enfurecidas, varias personas capturaron al motociclista de 25 años y le propinaron una golpiza que lo dejó ensangrentado, antes de entregarlo a la policía. El hombre que disparó contra el beisbolista retirado de 43 años seguía prófugo.
La esposa de Ortiz, Tiffany, dijo en un comunicado que el exdeportista se encontraba “estable y despierto”, mientras “descansaba cómodamente” en el Hospital General de Massachusetts, donde permanecería por varios días.
El motociclista Eddy Vladimir Féliz García, arrestado en 2017 por posesión de drogas, figuraba entre varias personas detenidas, dijo a The Associated Press un agente que solicitó permanecer anónimo por no tener permiso de divulgar detalles de la investigación sobre el caso.
Deivi Solano, abogado de Féliz García, dijo que su cliente no tenía idea de a quién trasladaba en la moto a cambio de una tarifa, ni de qué iba ocurrir cuando el pasajero descendiera.
“Él no sabía a qué iba. Es un fan de David”, aseguró Solano.
Más tarde, Julieta Tejeda, vocera de la fiscalía, dijo a la prensa mediante WhatsApp que se había realizado un segundo arresto en la investigación. Se negó a dar más detalles.
Ortiz visitaba a su padre y a su hermana en Santo Domingo unas seis veces al año, de acuerdo con un amigo cercano, quien habló con la AP a condición de anonimato por la índole delicada de la situación.
Ortiz se quedaba en el apartamento de su padre y llevaba una activa vida social en la capital dominicana. Visitaba locales nocturnos con pequeños grupos de amigos, entre quienes figuraban personalidades de la TV y músicos locales de reguetón, a quienes solía ayudar, contactándolos con estrellas del género.
No obstante, la policía investiga si alguna relación, así fuera fugaz, que el pelotero pudo haber tenido en Santo Domingo desató una cadena de sucesos que llevó al ataque, dijo un segundo agente a la AP.
Esa autoridad se negó a dar detalles adicionales sobre el tipo de relación que pudo haber tenido Ortiz o sobre otros aspectos de una investigación que se desarrollaba a paso veloz.
Ortiz viajó de Boston a Santo Domingo el 5 de mayo, para inscribir a su hijo adolescente, una promesa del béisbol, en una de las academias para futuros astros en el país caribeño, dijo el amigo. “Big Papi” quería también supervisar el funcionamiento de su fundación, que auspicia cirugías para niños enfermos, y firmar un acuerdo publicitario de habanos.
“Él se siente protegido por las mismas personas, él es una de las personas más queridas de la República Dominicana. Él no se sentía miedo a pesar de que existe una delincuencia callejera. Los mismos muchachos de los barrios peligrosos lo respetaban”, aseveró.
Redacción Maduradas con información de AP
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