La crisis desencadenada en Venezuela como consecuencia de la pandemia por el COVID-19 ha generado que muchos ciudadanos sean despedidos de sus puestos de trabajo, en ocasiones, apelando a mecanismos no relacionados con el despido, ya que en Venezuela esa figura no está permitida por las leyes.
Miguel Gutiérrez / EFE
Tal es el caso de Maykol Gómez, de 29 años de edad, que fue removido de su cargo como asesor de seguridad de una de las principales ferreterías de Venezuela.
A pesar de que su “despido” no fue tal, la empresa apeló a la figura de “finalización de contrato” para removerlo.
“Es muy difícil la situación. He estado buscando empleo, tocando puertas, pero ahorita nadie está contratando por las medidas económicas y la cuarentena”, se lamentó.
Otra trabajadora consultada por La Voz de América, y que fue identificada con el nombre ficticio de María Laura, se desempeñaba en la empresa petrolera venezolana Borets Venezuela, dedicada a la venta de bombeo electrosumergibles (BES), manifestó que, en su caso, el despido fue telefónico y luego recibió un correo electrónico con tres documentos: una carta de renuncia para que la imprimiesen y firmara, un escrito en el que desisten de exámenes médicos, y el monto de su liquidación.
María Laura afirmó que está convencida de que el motivo de su destitución y las de otros compañeros es la ralentización del negocio petrolero por el COVID-19.
Así mismo, una de las principales empresas cervecera de Venezuela cerró sus dos plantas productoras tras la declaratoria de pandemia y las posteriores medidas del régimen de Nicolás Maduro. Aunque no despidieron a nadie, sí decidió apegarse a una cláusula del contrato colectivo para pagarles a 290 empleados montos semanales que no suman ni siquiera los Bs. 400.000 del sueldo mínimo.
Aparentemente, los trabajadores cobran entre Bs. 17.000 y Bs. 25.000 semanales, lo cual equivale a 13 centavos de dólar.
En ese orden de ideas, algunos trabajadores afectados por las diferentes medidas manifiestan que las acciones tienen un grave efecto psicológico y económico, los cuales son consecuencia, a su juicio, delas malas medidas del régimen madurista en medio de la pandemia.
Por su parte, en enero de este año, Maduro dijo que la tasa de desocupación era de 6%. Sin embargo, el FMI (Fondo Monetario Internacional) la pronosticó en 35,5 por ciento en 2020, entre las más altas del mundo.
Redacción Maduradas con información de VOA
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