Richard Cottingham, un hombre de 75 años, con el cabello plateado, bigotes y barba larga y blanca, aparenta ser un inocente hombre, pero su traje de presidiario, esposas y cadenas dan cuenta de su pasado.
Infobae.
Este hombre lleva 37 años en la cárcel a donde fue enviado para cumplir una condena de 200 años por ser uno de los asesinos seriales más brutales de la historia estadounidense y cuya historia lo llevó a ser reconocido como «el asesino del torso», porque asesinaba a prostitutas, las mutilaba, decapitaba, algunas veces les seccionaba los pechos, prendía fuego a las habitaciones donde cometía sus crímenes que generalmente estaban en un hotel de mala muerte en la entonces conocida «zona roja» de Nueva York.
Cometió sus crímenes hasta que fue descubierto casi in fraganti, luego de eso confesó al menos cinco crímenes y con el tiempo fueron saliendo más a la luz, otros posiblemente quedaron sepultados.
En 2020 una mujer visitó a Cottingham en la cárcel, se hizo su amiga e incluso logró hacerlo confesar otros crímenes, se trata de Jennifer Weis, la hija de una de sus víctimas, Deedah Goodarzi, una prostituta de origen kuwaití, que tenía 23 años cuando fue asesinada.
Se desconoce el número exacto de víctimas a manos de Cottingham, pero fue condenado por 11 casos; sin embargo, él mismo calcula haber cometido cerca de 105 asesinatos y calificó a 80 de esos crímenes como «asesinatos perfectos», esto supuestamente fue posible porque atacaba a mujeres cada dos semanas durante 13 años.
La plataforma de streaming Netflix intentó documentar la historia del «asesino del torso», intentando descifrar cómo un hombre pasó de ser violín solista de la sinfónica Liverpool a un asesino en serie que decapitaba y mutilaba a mujeres en hoteles de Nueva York.
Redacción Maduradas con información de Infobae.
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