Por estos días, usted, yo, o cualquier venezolano sentado frente a su televisor puede recibir del gobierno nacional mensajes tan contradictorios que, si no tenemos los pies bien puestos sobre la tierra y la cabeza bien apoyada sobre los hombros, podemos todos parar en locos de manicomio. Aparece Maduro haciendo un llamado al pueblo en los siguientes términos: “a la familia venezolana que está cobrando sus utilidades le hago un llamado a que haga un esfuerzo por ahorrar… debemos romper esos parámetros falsos de la sociedad de consumo… Bájale dos al consumismo y busquemos subirle dos al ahorro”.
Y algunos (que no vivan la realidad diaria en las calles) pueden pensar que el llamado tiene algún sentido, sobre todo si piensan que estamos en cualquier país distinto a Venezuela, sin inflación desbordada y con pleno abastecimiento. Total, si no hay inflación y ahorro un poco, no se me devaluará el dinero que deje colocado en el banco, no perderá su poder adquisitivo en tres, seis u ocho meses. Y si hay abastecimiento pleno, en cinco meses encontraré en el mercado lo que requiera y puedo usar esos ahorros sin angustias.
Al terminar la intervención presidencial, aparece en el mismo canal del Gobierno una publicidad de un banco del Estado que nos invita a endeudarnos para comprar “ya” bienes para equipar el hogar y pagarlos, más adelante, en cómodas cuotas. Dice la publicidad que no necesitas ni referencias crediticias ni ninguna garantía. Que basta con que tengas una cuenta de nómina en ese banco para que te aprueben una línea de crédito de hasta por cinco veces el monto de tu salario mensual, financiada al 15% de interés anual y a 24 meses de plazo.
Lo contrario
Entonces el mensaje que recibe usted, yo, o cualquier venezolano que está viendo aquello es exactamente el contrario al que minutos antes expresó Maduro. Los bancos del Estado están todos diciéndote: compra “ya”, endéudate conmigo para que lo puedas hacer ahora. Yo te presto porque seguro que tus utilidades no te alcanzarán. Para eso está la banca pública, para prestarte ya el dinero adicional que requieras y salgas a comprar ahora. Lo que traducido en lenguaje presidencial sería algo así como: súbele dos al consumismo (compra y endéudate) y busquemos bajarle dos al ahorro.
Entonces, usted, yo, o cualquier venezolano se pregunta de inmediato: ¿le bajo dos al consumismo y le subo dos al ahorro o, le subo dos al consumismo y le bajo dos al ahorro?
Lo que nadie quiere es quedarse con sus mismos peroles viejos; lo que nadie quiere es ver a su familia con su misma peladera en diciembre como la que vivió en todo el año. Lo que nadie quiere es ver cómo si ahorra algo, esos ahorros al poco tiempo terminen convirtiéndose en polvo ante la devaluación constante de nuestra moneda.
Ahorrar significa que parte de sus ingresos se guardan para el futuro. Para que ello ocurra debe haber ingresos suficientes para cubrir todas sus necesidades básicas y tiene que haber además un excedente. ¿Quién hoy en Venezuela, que viva de un sueldo, puede decir que con lo que gana le alcanza para cubrir sus necesidades y las de su núcleo familiar? Pero, supongamos que usted es uno de esos extrañísimos casos en los que después de cubierto su día a día, le quedó un excedente, es decir, le sobró una platica, ¿lo va a guardar en el banco o va a comprar algún bien que sabe que en pocos meses le costará muchísimo más de lo que ahora cuesta?
Endeudarse
Resulta incluso más tentador endeudarse con una de estas ofertas de la banca pública para adquirir bienes al precio de hoy, financiados al 15%, cuando la inflación acumulada conforme a las cifras oficiales del BCV ya pasa del 60% (y aún faltan dos meses por publicar). Bajarle dos al ahorro y subirle dos al consumismo pues.
En pocas palabras, la capacidad de ahorro de un pueblo depende directamente de cómo marche la economía de un país. Los que viven en un mundo paralelo e irreal que integran el gobierno nacional piensan que la economía va viento en popa, que el problema del venezolano es que tiene el vicio del consumismo, que no es más que un atavismo del capitalismo. El resto de la población sabe que no puede ahorrar y que si lo hace perderá el poder adquisitivo de lo que ahorre pues a futuro no podrá comprar nada igual a lo que pudiera comprar ahora, si lo encuentra.
En vez de decirnos a usted, a mí y a todos que le bajemos dos al consumismo y le subamos dos al ahorro, debería Maduro dedicarse a subirle dos al abastecimiento y bajarle dos a la inflación para luego tener la moral de darnos consejos a un pueblo que intenta sobrevivir en una economía con un modelo fracasado.
Por: Gerardo Blyde / Actualidadvenezuela.org