Recientemente, se pudo conocer la historia de un venezolano que estuvo más de tres meses intentando llegar a Estados Unidos, luego de salir de Maracaibo (estado Zulia). De acuerdo con un artículo publicado por Emmanuel Rondón y Daniel Chang en El American, el joven, identificado con el nombre ficticio de Frank, pasó por refugios, cárceles hostiles y se enfrentó a incertidumbre de poder ingresar a Estados Unidos.
El American
Su periplo inició, en octubre de 2020, en Maracaibo, desde donde salió con su prima, Lucía. Ambos habrían pagado $40 por un transporte que los dejó en la frontera con Colombia. En Colombia, llegaron a Medellín y de allí pagaron unos $800 para dirigirse a Monterrey, uno de los destinos más costosos para llegar a México desde Colombia.
Sin embargo, ante la tendencia tan amplia de venezolanos que eran devueltos desde otros destinos como Cancún o Ciudad de México, prefirieron pagar más, pero ir más seguros. Fue en Medellín, precisamente, que Lucía y Frank conocieron a Carolina, otra venezolana que se dirigía a Estados Unidos.
Frank aseguró que las autoridades de aduanas fueron duras con quienes querían viajar, especialmente, si el pasajero era venezolano. De hecho, pese a que Frank y Carolina pasaron airosos el proceso migratorio, Lucía fue deportada y devuelta a Venezuela. Fue la única de todo el vuelo que fue devuelta.
“Los funcionarios la notaron sospechosa y no la dejaron entrar a México. Ella sigue hoy en Venezuela”, aseveró Frank.
El vuelo que tomaron en Monterrey llegó a Hermosillo, capital del estado de Sonora, costó $70, un costo que, a juicio de Frank es “económico”, ya que se trata de un viaje largo.
En México
Frank y Carolina decidieron ir Nogales para cruzar la frontera que conecta la ciudad mexicana con Arizona. Se sintieron más seguros al llegar, ya que, a diferencia de otras ciudades de México, es mucho menos violenta. Además, encontraron a otros venezolanos que querían llegar a Estados Unidos y que habrían estado en la ciudad hasta por años.
«En Nogales hay un montón de venezolanos, sobre todo maracuchos. También cubanos. Todos los venezolanos en esta zona estábamos interconectados a través de grupos de WhatsApp y nos pasábamos información constantemente», comentó Frank.
Sin embargo, su plan de cruzar se extendió por dos meses más, ya que comenzaron a aplicarse en Nogales los Protocolos de Protección a Migrantes. Se acercaban las navidades cuando, por sugerencia de una venezolana que había viajado con un coyote, decidieron arriesgarse a ingresar ilegalmente a Estados Unidos.
A Frank, el llamado «Fantasma» le pidió $700 que Frank no tenía. Sin embargo, el hombre se apiadó de él y aceptó el dinero que llevaba consigo. Salieron 24 venezolanos a bordo de un vehículo que los trasladó hasta la frontera, en donde se entregaron a las autoridades migratorias estadounidenses. Posteriormente, fueron entrevistados por un agente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE).
En prisión
Frank estuvo unos tres meses en el centro penitenciario La Palma, ubicado en el condado de El Pinal, en Arizona. Allí asegura haber visto toda suerte de atropellos hacia muchos migrantes, sobre todo cubanos que, de ser deportados, podrían ser ejecutados por el régimen cubano bajo el argumento de «traición a la patria».
Algunos migrantes permanecían meses y hasta años detenidos, y la situación se tornaba más compleja si Estados Unidos tenía algún problema diplomático con los países de los que provenían los ciudadanos.
Por suerte, Frank maneja el inglés y no fue «engañado» por los guardias. A los tres meses fue liberado y entregado a sus familiares luego de pagar una fianza de $6,000, un precio «bajo», frente a lo que deben costear otros detenidos.
Redacción Maduradas con información El American
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