Es alarmante como casi a diario se conocen noticias sobre muertes de recién nacidos en el país, donde una crisis hospitalaria y de escasez de insumos acaba con la vida del futuro de Venezuela.
En la maternidad del Hospital Central Antonio María Pineda, en Barquisimeto, los recién nacidos mueren por retardo en la atención y escasez de medicamentos. Cifras oficiales indican que en lo que va de año han muerto 160 bebés, pero familiares aseguran que esa cantidad ni se acerca a la realidad, reseñó El Estímulo.
Foto: lifebridgeblogs.org
En el tercer piso del hospital se encuentra la sala de parto y el área de neonatología. Allí está Klayn Timaure. Mira el teléfono una y otra vez, ve la hora, lo guarda y no pasa ni un minuto cuando lo vuelve a revisar. Su sobrino nació por cesárea a las 5:00 de la mañana de ese miércoles 25 de mayo, pero, siete hora después, no ha sabido más de él ni de su hermana Katiuska, la madre.
Un día después se enteraría de que el bebé vivió pocas horas. La hermana le contó que en la sala de parto la atendieron muy tarde, lo que provocó que las primeras heces del niño (meconio) fueran expulsadas antes del nacimiento y se contaminara.
“El bebé convulsionó apenas salió de la barriga, lo metieron en una incubadora pero no resistió”, explicó Armanda Rodríguez, abuela del infante fallecido, quien denunció que tras la sutura por la cesárea el personal del hospital no había realizado la limpieza de la herida a su nuera.
“Se murió mi nieto. Katiuska también está delicada y todo lo tenemos que hacer los familiares, parir el alcohol, las gasas, medicamentos, ¿también tenemos que atenderlos?, ¿cuál es el trabajo de ellos?”, se quejó Rodríguez, que también acusó a las enfermeras y trabajadores de esconder los implementos necesarios y solo utilizarlos cuando se trata de conocidos.
El llanto de Klayn y el resto de los familiares alertó a los que esperaban noticias de las madres y sus hijos en la improvisada sala de espera. Patricia González, otra de las pacientes, también pasó por eso, con la diferencia de que su recién nacido aún lucha por vivir dentro de una incubadora. “Ayer murieron unas morochitas, hoy este bebé y mientras estaba con mi hijo en neonatología supe que murieron tres”, narra con los ojos empañados, publicó El Estímulo.