Por 25 dólares la hora se caen los sueños que años atrás persiguieron estas mujeres. Trabajaron duro en Venezuela por alcanzar títulos universitarios y convertirse en profesionales, y ahora, en Colombia han tenido que ganarse la vida como prostitutas.
Foto: Universidad de Bogotá.
Así lo explica Gabriel Sánchez, dueño de un burdel ubicado a orillas del río Arauca, “aquí tenemos muchas maestras, algunas doctoras, un montón de profesionales y hasta una ingeniera en petróleo”.
Destacó que todas ellas llegaron al vecino país con sus títulos en las manos.
Quienes están decididos a salir de Venezuela, y no tienen las condiciones para llegar a otros destinos, van a Colombia donde, según cifras, han llegado al menos 350 mil venezolanos durante los últimos seis años.
Ante la demanda laboral que limita las posibilidades para quienes no son oriundos de ese país, les ha tocado optar por una profesión que jamás pensaron ejercer: la prostitución.
Dayana, una mujer de 30 años, quien en Venezuela se desempeñaba como administradora de una planta procesadora de alimentos ubicada en las afueras de Caracas, cambió su uniforme por un vestido llamativo para buscar el sustento para sus cuatro hijos.
Pero su salida del mundo de la administración fue forzada, el Gobierno incautó la fábrica y ella quedó en la calle.
Viajó a Colombia en busca de una mejor vida, sin permiso laboral no tuvo otra opción, primero trabajó en Bogotá donde la paga era mejor, pero con el tiempo prefirió irse a Arauca, desde ahí resulta más fácil enviar los alimentos a sus hijos en Venezuela.
Aunque Dayana sabe que no es un buen empleo, está agradecida porque puede mantener a su familia.
Redacción Maduradas con información de El Nuevo Herald.
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