La escasez de combustible en Venezuela impide que los pacientes renales puedan acudir a hacerse sus diálisis con regularidad, un ejemplo de ello, es lo que están padeciendo las personas en el estado Carabobo.
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Onasys Muñoz perdió el trasplante de riñón en 2014 debido a la escasez de medicamentos en el país. No obstante, la falta de gasolina en la actualidad no permite que acuda a sus diálisis.
Por tal razón, tanto su vida como la de aquellos que dependen de ese tratamiento sustitutivo, se encuentran en riesgo. Muñoz reside en el municipio Bejuma, y tres veces a la semana tiene que trasladarse hasta la Unidad de Diálisis Valencia Sur, en la avenida Las Ferias en la capital de esa región.
“Pedí ayuda para los traslados a Protección Civil y me la negaron, me dijeron que solo están tratando casos de estricta emergencia, para ellos los pacientes renales como yo no somos emergencia”, afirmó.
Indicó que la diálisis le ayuda a suplir la función de riñón, pero “al no hacerlo nos podemos intoxicar con las toxinas de nuestro organismo, no desechamos el líquido que tomamos y nos llenamos de eso, nos puede dar edema pulmonar y morir de paro respiratorio”.
Sin embargo, esta situación afecta hasta a las personas que viven más cerca del lugar en el que se aplican ese tratamiento. Es el caso de José Conde, quien se ve obligado a caminar junto con su bastón una distancia considerable para lograr llegar, además, debe esperar hasta más de dos horas para poder abordar una unidad de transporte público.
“No hay casi buses y eso nos afecta muchísimo por nuestra condición de salud”, advierte.
A este panorama también se le añade la disminución del 25% de los tratamientos porque el personal médico también se encuentra afectado por la escasez de combustible.
“Nosotros debemos cumplir 12 horas semanales de tratamiento, sino nuestra salud desmejora considerablemente”, expresó José Luis Alesandro.
Redacción Maduradas
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