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¡INSÓLITO! En San Antonio del Táchira «hay que llevar un morral» para sacar dinero del banco

La baja existencia de billetes de alta denominación es un problema en San Antonio del Táchira. Desde hace seis meses “vemos muy pocos billetes de 100 bolívares”, dijo Isabel Castillo, presidenta de la Cámara de Comercio de la jurisdicción tachirense bajo estado de excepción, junto a otros nueve municipios más.

En la zona fronteriza, la situación se agrava porque 80% de los negocios de San Antonio y el cordón fronterizo no tienen puntos de venta para pagar, por lo que la mayoría de las operaciones se realizan en efectivo. Pero adicionalmente, no es que aceptan el menudeo sin condiciones.

Foto: The Guardian

Foto: The Guardian

Castillo informó que en Rubio y otros poblados, pero también en San Antonio,  los comerciantes no aceptan billetes de dos y cinco bolívares porque luego es engorroso trasladarlos, reseña Efecto Cocuyo en su portal.

La presidenta de la Cámara de Comercio de San Antonio relató que antes del cierre de la frontera tachirense ir al cajero a retirar dinero era una pesadilla. Las colas en los dispensadores de dinero, también con limitaciones para retirar, podían extenderse por una cuadra entera, a veces más. Consultados indican que la masiva asistencia en los cajeros ha bajado tras la decisión de cerrar los puntos fronterizos.

Pero ir a una agencia bancaria no es garantía de salir con las sumas requeridas. Castillo relató que hay días en que las oficinas permiten retiros máximos de apenas 2.000 bolívares, mientras que en otros momentos sí dejan sacar un tope de 100.000 bolívares diarios.

Pero el problema es que, sin importar el límite vigente para el día, los bancos entregan el dinero a los clientes en billetes de baja denominación. “Tienes que llevar un morral para sacar dinero del banco”, señaló la presidenta de la Cámara de Comercio, situación que dibuja un problema que está ocurriendo ya en otras regiones del país, pero por la inflación.

Un sobre de manila


En Caracas, la situación empieza a tomar cuerpo. Esta semana, Pedro Rodríguez se acercó al banco a retirar 5.000 bolívares, un monto modesto. El cajero de la agencia le entregó la cantidad en billetes de cinco bolívares, 1.000 en total, suficientes para dejar un sobre de manila a punto de reventar. Historias similares se han conocido de pensionados que han recibido sus jubilaciones en denominación de dos bolívares: 3.710 billetes en total.

Las escenas incluyen también a comerciantes y vendedores ambulantes que ya no aceptan los billetes de dos bolívares por la dificultad que implica transportarlos, en medio de una escasez de billetes de alta denominación que afecta a la economía venezolana.

El acelerado incremento de los precios está aumentando la demanda de billetes de alta denominación para facilitar las operaciones de compra y venta de bienes, pero no hay suficientes en el mercado. Según datos de la Asociación Bancaria de Venezuela, del dinero que surte el Banco Central de Venezuela (BCV) a las instituciones financieras, solo 30% está conformado por billetes de 100 bolívares.

Mientras tanto, el organismo no está apurado en emitir un nuevo signo monetario. Medios han publicado recientemente que el organismo estudia emitir un billete de 500 bolívares, posiblemente también uno de 1.000 bolívares, en algún momento del próximo año.

Para la banca es un problema la poca existencia de billetes de alta denominación en el mercado. Operativamente significa que las instituciones deben surtir al menos tres veces al día sus redes de cajeros electrónicos, porque la máxima capacidad física de esos equipos es de 800.000 bolívares y solo duran ocho horas.

El “cambiazo”


La subida de los precios no es la única explicación al fenómeno. La frontera ha sido un terreno fértil para un negocio cambiario que ha estado afectando la zona, denominado “el cambiazo”. Se trata de transar un billete de 100 bolívares con los cambistas de La Parada y Cúcuta, Colombia, quienes entregan en pesos el equivalente a 120 o 130 bolívares, y se los vuelven a cambiar, pero en bolívares de baja denominación, es decir, de dos, cinco, 10 o 20 bolívares.

Pero los billetes no se quedan del lado colombiano: vuelven a cruzar hacia Venezuela de la mano de los contrabandistas y les sirven para que adquieran bienes básicos a precios subsidiados que revenderán a su regreso a Colombia. Es el círculo del bachaqueo originario.

Para el presidente Nicolás Maduro, ese “ataque a la moneda”, como lo llamó este viernes 28 de agosto, es precisamente una de las razones que le llevaron a aplicar un estado de excepción y un cierre de la frontera en la entidad tachirense que no piensa revocar hasta que problemas como este cesen.

“Se están llevando los billetes de 50 y 100 bolívares, se quedan con los billetes para dejar a Venezuela sin moneda. Ya le he dicho al Gobierno de Colombia que hay que tomar cartas en el asunto”, aseguró el mandatario nacional.

Con el decreto 1950 el Gobierno venezolano ahora tiene la potestad, a través del Ministerio de Economía y Finanzas, de fijar límites a la cantidad de dinero que circula en los municipios sometidos, así como establecer restricciones a determinadas operaciones y transacciones comerciales o financieras y también restringir dichas operaciones al uso de medios electrónicos debidamente autorizados en el país. Aunque esas condiciones son posibles, el despacho financiero no ha ordenado limitaciones al respecto.

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