Diosdado Cabello, el número dos del chavismo, se ha convertido en la piedra de tranca para que se restituya la democracia en Venezuela.
Foto: AFP
Así lo explicó el analista político, Francisco Poleo, quien consideró que el alzamiento militar del pasado 30 de abril sirvió «para organizar y unir las piezas en un tablero sumamente revuelto».
Indicó que las informaciones aportadas por los involucrados eran distintas, pero dejaban claro que «Cabello había trancado el partido».
Explicó también que con el pasar de los años, Cabello y su grupo de «narco-generales», a quienes se les conoce como El Cartel de los Soles, ha venido perdiendo el control militar en favor de Vladuimir Padrino López y la influencia económica en favor de otros funcionarios como Traeck El Aissami, pero todavía tiene la fuerza suficiente como para retrasar el camino a la democracia.
Cabello y su grupo son una especie de trofeo para los zares antidrogas de Estados Unidos, un país que le ofrece perdón a quienes faciliten el tránsito a la democracia, siempre que no tengan este tipo de delitos en su haber. Como es el caso del general Manuel Cristopher, exdirector del Sebin, a quien le levantaron sanciones porque no tenía acusaciones en su contra sobre narcotráfico o terrorismo, pero no ocurrió lo mismo con el general Hugo Carvajal, ex director de la Dgcim, porque está señalado de participar en negocios de droga.
El pasado 30 de abril, Cabello estuvo en Miraflores quien con sus amenazas logró que el gobierno de Rusia echara hacia atrás sus planes de apoyar el plan de recuperación democrática en Venezuela, para los rusos no sería conveniente que este personaje se imponga en el poder porque su interés es que se le pague la deuda, además de que perderían sus favorables acuerdos con Estados Unidos.
«Pero en la práctica, Cabello ha tomado el poder. Ha aprovechado para colocar al frente del Sebin a un cuadro suyo, el general Gustavo González López, quien había sido destituido de ese cargo a finales de 2018 por Maduro. Desde ahí, lidera una razzia contra los diputados opositores con decisiones tan bizarras como remolcar un vehículo con el vicepresidente de la Asamblea Nacional adentro cuando éste se negó a entregarse a sus captores. Está claro: los narco-generales prefieren una jaula de oro en Venezuela que una de hormigón en EEUU», indicó el analista.
Poleo sentenció: «La Operación Libertad no fracasó. Resquebrajó como nunca al régimen. Lo desmoronó. La guerra intestina en el monstruo ya es pública, pero a la bestia en agonía se le debe rematar porque es en ese momento cuando se torna más peligrosa. Toca a Putin y a Trump, y a Guaidó y al binomio Maduro-Padrino, encontrar una solución a sus problemas: el atrincheramiento de Cabello».
Redacción Maduradas con información de El Español.
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