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OPINIÓN: Las cinco lumpias que se fumó Giordani por Danny Leguizamo

Hay gente que tiene suerte hasta para morirse. Chávez fue uno de ellos: al ser vencido por su enfermedad, ya el tipo de cambio requería ajustes ineludibles por cuanto el gobierno estaba impedido de sostener el ritmo de gastos con una tasa ridícula de 4,30 bolívares por dólar, y un déficit fiscal que en ese entonces arañaba peligrosamente los 15 puntos.

El peor error en lo económico de Chávez fue la excesiva complacencia a los dictámenes de par de sinvergüenzas de apellidos Merentes y Giordani. Desde anclar el tipo de cambio por años –Giordani convenció a Hugo de que esto frenaría la fuga de divisas y estabilizaría a largo plazo la inflación-, hasta la supresión de las casas de bolsa y su respectiva sustitución por el adefesio que denominaron SITME, bajo la promesa de que “el sistema era robusto y podría perfectamente alimentar al mercado en lugar de las casas de bolsa”, con la respectiva y memorable carcajada de quienes nos encontrábamos en las oficinas de Econoinvest escuchando semejante barbaridad.

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Pero no lograron ni estabilizar la inflación, ni detener la sangría de dólares y mucho menos tranquilizar al mercado. Por el contrario, crearon el caldo de cultivo perfecto para que la crecida de precios llegara a los niveles inadmisibles que hoy padecemos.

Ahora viene el golpe de pecho sucesivo y extemporáneo: un diputado admite que “hay una crisis más allá de la guerra económica” (le habían achacado todo “a la derecha” en un principio); Elías Eljuri reconoce que “hay escasez” (luego de que la negaron hasta el vómito a pesar del Banco Central, que por cierto acaba de fallecer); y ahora en un arranque de pretendida lucidez intelectual, Jorge Giordani nos trae una obra melodramática de la que los seguidores del chavismo todavía no logran recuperarse. Una carta abierta que él ha denominado “testimonio y responsabilidad ante la historia”, en donde actúa como si tuviera 3 meses en el gabinete en lugar de 15 años.

A estas alturas del partido no se sabe qué es peor: si los intentos por justificar los horrores que cometió o la lista de medidas que afirma se aplicaron para poder ganar las elecciones presidenciales.

En su testimonio sin responsabilidad, Jorge admite que se fumó 4 lumpias, en el siguiente orden: 1) “Mejorar la calidad de vida de la mayoría de los venezolanos vía gasto público” (pero no dice que el déficit era enorme y que PDVSA no podía seguir vendiendo a 4,30, razón por la cual entra en una contradicción cuando sostiene la tesis de seguir anclando el tipo de cambio). 2) “Subvenciones a todos los servicios públicos” (como si ya no estuvieran subvencionados y la gasolina regalada). 3) “Mantener la tasa de cambio que favoreció las importaciones y redujo las exportaciones” (aquí parece que estuviera escupiendo para arriba pero con propulsión a chorro).Y 4) “Subvenciones a empresas públicas con déficits operacionales” (reconociendo finalmente que todo lo que estatizaron quebró).

La quinta lumpia fue haber escrito todo lo que escribió sin tener el menor asomo de pena. Con el grupo de medidas anteriores: ¿cómo no quiere Giordani que la crisis se haya agravado? Le echó gasolina a la candela y todavía pretende culpar al de los bigotes, que está cosechando toda la porquería que sembraron y no haya la manera de deshacerse del problema sin llegar al sótano de las encuestas, de donde probablemente cuando termine de estallar la crisis y se unifique en el corto plazo el tipo de cambio (palabras del eterno enchufado Rafael Ramírez) no salga jamás, decretando así el fin de la revolución socialista.

Eso pasa cuando dejan la economía en manos de los que son cualquier cosa, incluso monjes, menos economistas.

Danny Leguizamo.

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