Por cansancio, por apatía o por temor, son varios los venezolanos que han abandonado el terreno de las marchas como símbolo de lucha. Pero el testimonio de esta señora con una enfermedad crónica invitó a muchos a la reflexión.
Con una mascarilla antigases improvisada, la doña afirmaba que su razón para protestar no tenía nada que ver con pretensiones «injerencistas» como intenta hacer ver el Gobierno. Tampoco estaba defendiendo a tal o cual partido. Simplemente, es una paciente con un tumor en una pierna que no ha podido ser tratada porque en el país no está disponible el medicamento que necesita.
«Tengo un linfoma de 11 centímetros en mi pierna y la doctora, la ministra de Salud, me mandó a decir con mis internistas que me fuera a morir a mi casa«, relató la señora entre lágrimas.
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— Reporte Ya (@ReporteYa) April 4, 2017
Redacción Maduradas.
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