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¡PASA EN LA PATRIA! Crece tasa de embarazo precoz ante histórica escasez de anticonceptivos

En los tiempos que corren en Venezuela el problema del embarazo juvenil, ya de por si alto, se incrementa más aún por la imposibilidad, o por lo menos las dificultades, para adquirir preservativos o pastillas anticonceptivas.

Entre los estudiosos del tema en América Latina es una verdad suficientemente aceptada el que el embarazo juvenil es una de las vías fundamentales a través de la cual se transmite intergeneracionalmente la situación de pobreza.

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Las muchachas pobres en edad reproductiva, al quedar embarazadas se ven obligadas a dejar sus estudios, lo cual desde ya se convierte en un elemento que la condena de por vida a una situación de pobreza o de bajos ingresos. Si es pobre y no estudia tiene altas posibilidades de que ella y sus hijos sigan siendo pobres. Si es pobre y queda embarazada, tendrá que vivir allegada con sus padres, o con los padres del padre, con lo cual incrementa el problema de hacinamiento familiar y necesariamente las condiciones de pobreza de la familia que la acoge.

Podemos asumir como supuesto que las muchachas de clase media o alta tienen las mismas posibilidades de quedar embarazadas, aun cuando sus condiciones de vivienda no las hacen vivir en el mismo grado el problema del hacinamiento.

Pero para estas últimas las posibilidades de usar las condiciones que ofrece la medicina – en sus manifestaciones legales o clandestinas, dentro o fuera del país- para interrumpir el embarazo no deseado son mucho mayores. Además, aun cuando el embarazo siga adelante, eso no las arrastra a una situación de pobreza, a pesar de que limite sus posibilidades de ascenso educacional, profesional y social.

Todo esto viene al caso por cuanto estudios recientes de Naciones Unidas indican que Venezuela es el país en América Latina y el Caribe que presenta los más altos porcentajes de embarazo juvenil. Las cifras muestran que el 101 por mil de los embarazos corresponden a embarazos juveniles, mientras que en el resto de la región esa tasa llega solamente a 76 por mil.

En los tiempos que corren en Venezuela el problema del embarazo juvenil, ya de por si alto, se incrementa más aún por la imposibilidad, o por lo menos las dificultades, para adquirir preservativos o pastillas anticonceptivas.

Este no es, indudablemente, el único mecanismo a través del cual se genera el círculo vicioso que hace que los hijos de pobres devengan en pobres, pero es uno de los fundamentales. La educación, ya mencionada, y la salud, son otros factores importantes. En lo que respecta a la educación se va generando una segmentación extraordinariamente grave. Hay educación masiva, gratis y de mala calidad, para pobres, y educación de buena calidad, cara, para las capas medias y altas de la población. Los primeros generan egresados, aun de nivel universitario, que no dominan las habilidades que necesita hoy en día el aparato productivo y son condenados a trabajos de baja productividad y remuneración. Los otros dominan las tecnologías de la información y las comunicaciones, los idiomas que se hablan en el mundo contemporáneo, y las habilidades que requiere el aparato productor de bienes y servicios de calidad en el mundo contemporáneo. Incluso hay universidades que se ufanan de recibir a estudiantes de escasa preparación, sin exámenes de admisión, y de llevarlos hasta el momento de la graduación sin repetir ni una sola materia. La masividad en lo que respecta a ingresos y graduación es el único indicador que les importa. Los indicadores propiamente académicos no juegan ningún papel.

Junto con arbitrar todos los medios para evitar el embarazo juvenil, hay que dar luchas como para que todo el sistema educativo, desde el preescolar hasta la universidad, exhiba elevados niveles de calidad y permita a los usuarios acceder a mayores niveles de productividad, de remuneración y de vida que la que conocieron sus padres.

Con información de Tal Cual Digital / Sergio Arancibia.

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