Mientras el Vaticano impulsa una «limpieza histórica» en la Iglesia chilena y la Fiscalía mantiene 126 causas abiertas por abusos sexuales contra menores cometidos por religiosos, la jerarquía eclesiástica de ese país emitió una polémica instrucción dirigida a los sacerdotes de ese país.
Foto: Los Andes.com.Ar
A los curas se les prohibirá por disposición los “abrazos demasiado apretados”, “dar palmadas en los glúteos, tocar el área de los genitales o el pecho”, “dar masajes”, “besar en la boca” o “recostarse o dormir junto a niños, niñas o adolescentes”.
El documento ha sido firmado por el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, imputado por encubrimiento, pero nunca habla específicamente de abusos sexuales, sino de “señales equívocas” o de “hechos dolorosos”.
Es por esta razón que autoridades como la Defensora de la Niñez chilena, Patricia Muñoz, señalan estar en “estado de shock” luego de leer el documento de nueve páginas que la Iglesia retiró de su web a las pocas horas a causa de la polémica. “
El documento se titulaba «Orientaciones que fomentan el buen trato y la sana convivencia pastoral» y, según se explicaba, buscaban llegar a una versión definitiva en abril de 2019.
En el capítulo referido a las “muestras de afecto”, las prohibiciones eran: “abrazar por detrás”, “luchar o realizar juegos que implican tocarse de manera inapropiada”, “cualquier expresión de afecto que el niño, niña, adolescente y personas vulnerables no aceptan y rechazan” y recomienda “utilizar el tacto solamente según lo apropiado o según lo permitido por la cultura local”.
Uno de los puntos más controversiales fue aquel en el que se advertía sobre “las conductas que pueden ser malinterpretadas y que, por lo tanto, hay que evitar”. En esa línea, señala que los sacerdotes no deben “violar la privacidad, mirando o sacando fotos, mientras los niños, niñas, adolescentes o personas vulnerables estén desnudos, se visten o se duchan” o “usar lenguaje inapropiado y soez”. “Cualquier material sexualmente explícito o pornográfico es absolutamente inadmisible”, indica el documento.
Por los momentos, y luego del revuelo, el arzobispado expresó sus «disculpas» y afirmaron que presentarían una nueva versión.
Uno de los abusados chilenos que ha sido más activo en las denuncias. Jaime Concha – un médico de 55 años, que entre los 10 y los 17 sufrió abusos de religiosos en su colegio de la congregación marista- se indignó al leer el texto: “No son muestras de cariño, sino delitos contra niños, niñas y adolescentes. Es lo que nos hicieron a nosotros cuando nos atacaron sexualmente”.
Cabe recordar que el Papa puso en duda la veracidad de las acusaciones de las víctimas durante su visita en enero, hasta que luego, por la presión social, encargó una investigación, considerada histórica.
Redacción Maduradas con información de El País de España
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