A un año de la entrega del líder de la oposición Leopoldo López a las autoridades, aún hay dudas del final de este capítulo de la historia venezolana. El Gobierno ha tildado al opositor de “monstruo” mientras que son millones de venezolanos los que ven en él un héroe por el movimiento que inició.
Por eso sectores de oposición han convocado actividades para apoyar las acciones iniciadas en 2014, y aunque el oficialismo no ha informado de actos, sí que ha mantenido denuncias de las muertes ocurridas en esa fecha.
El opositor se entregó a las autoridades en medio de una manifestación multitudinaria en Caracas, al atender una orden de captura el 18 de febrero de 2014, emitida por presuntamente iniciar una oleada de violencia durante seis días luego de una marcha antigubernamental.
Estas fueron las palabras de Leopoldo López aquel 18 de febrero:
Se le cayó la máscara al régimen:
La intolerancia del régimen de Nicolás Maduro que no acepta la disidencia y la tilda de fascista, golpista e imperialista se oficializó hace un año; cuando al mejor estilo cubano y con orgullo para el oficialismo, se aprendió del legado eterno de Hugo Chávez y se procedió, como se acostumbra en los cuarteles, a dar la voz de alto y a dar la orden de detener a Leopoldo López, líder opositor.
El hecho de desconocer al Gobierno nacional, parece para el régimen, una traición a la patria u obedecer órdenes de los Estados Unidos; pero lo cierto es que el artículo 350 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela respalda el clamor tanto de López, como de la mitad de los venezolanos: que Maduro menoscaba los derechos humanos e irrespeta a quien difiere de sus básicas hipótesis.
Artículo 350: El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contrarie los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos.
Este artículo no necesita las interpretaciones que hace el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) o cualquier vocero del Gobierno; es claro al decir que se puede desconocer a quien está en el poder. Eso, resumido en “La Salida”, llevó a Leopoldo López a ser uno mas de los presos políticos. Este miércoles se cumple un año de estar detenido en la cárcel militar de Ramo Verde, en Miranda.
Desde su detención se han suspendido 19 audiencias; el régimen ha enfatizado que pagará por lo que hizo, pero López, quien tuvo la valentía de representar a un grueso de venezolanos, solo llevó a las personas a manifestar de manera pacífica y exigir la renuncia de un Gobierno corrupto, que ha liderado la inflación más alta de América Latina (68% en 2014), que ha fracasado en los más de 15 planes de seguridad (más de 25 mil muertes en 2013 y 2014) y que a su vez, se ha encargado de irrespetar la propiedad privada, expropiándola y estancando la producción nacional; hoy día, Venezuela tiene alto índice de desabastecimiento y escasez.
El Gobierno debe garantizar el derecho a la alimentación, a la seguridad y a brindar buenas políticas a la nación; la culpa es atribuida a la guerra económica y al imperio norteamericano. Eso sí es inconstitucional y por ello, la renuncia es una vía, porque el pueblo necesita en el poder a alguien eficiente que se preocupe por el bienestar y no atribuya culpa a otros.
Leopoldo López solo desconoció eso, las malas políticas. El precio: la cárcel de Ramo Verde, para un civil democrático quien en su gestión como alcalde de Chacao, fue premiado por su transparencia y eficiencia como servidor público.
Así fue el momento de la entrega y detención de Leopoldo López:
Fuente: Diario de las Américas / El Venezolano.