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¿QUÉ OCULTAN? ABC: Las muertes de altos funcionarios chavistas siguen siendo un misterio

Varias personalidades del chavismo han muerto en extrañas circunstancias y el gobierno nunca ha esclarecido los hechos. Eliecer Otaiza, de 49 años, dirigente del chavismo, es el último de una larga lista de altos y medios cargos que ha sido asesinado por desconocidos y cuya muerte se debate entre varias hipótesis: hampa común, crimen político o un crimen de Estado.

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Sea cual sea la razón de su muerte, pasará todavía mucho tiempo para desvelar el misterio y saber la verdad del asunto.El que fuera compañero de armas de armas de Hugo Chávezy participara en la intentona golpista de 1992, ha muerto de una forma atroz. Su cuerpo, abandonado en un matorral de la localidad de Turgua, cerca de Caracas, fue hallado con cuatro balazos y casi desnudo el pasado 26 de abril. Cuatro días después, lo pudieron identificar en la Morgue de Caracas, pues su rostro estaba completamente desfigurado.

¿Qué hay detrás de ésta y de otras muertes de altos chavistas?. El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, sostiene que es un crimen político. El criminólogo, Javier Gorriño, lo atribuye al hampa común pero el político Pablo Medina lo califica de un crimen de Estado.

En su conversación con ABC, Medina, exconstituyente y escritor, descarta que sea la delincuencia común la que haya asesinado a Otaiza. «Como el asesinato de Danilo Anderson, todo apunta que son crímenes de Estado. Se comenta en los pasillos policiales que Otaiza iba a decir la verdad a un medio de comunicación internacional sobre la muerte fraudulenta de Chávez«.

Señala que Otaiza, que fue presidente del Consejo Legislativo del Municipio caraqueño del Libertador, iba a sostener una reunión para denunciar la mentira del régimen de Nicolás Maduro y «eso iba a tener un impacto grande en la opinión pública y por eso lo perseguía el Sebin, la actual policía política o Sistema bolivariano de inteligencia», reseñó el portal ABC de España.

Medina escribió en 2005 el libro «¿Quién mató a Danilo Anderson?» y en marzo del 2014 «El gran engaño» sobre la muerte de Chávez. En el primero, investiga la voladura del coche que acabó con la vida del fiscal. Anderson investigaba varios casos de corrupción. La explosión ocurrió el 18 de noviembre de 2004 a las 21:45 de la noche en la caraqueña avenida de Las Ciencias de Santa Mónica.

«La muerte de Otaiza se parece a la de Anderson por el contexto político en el que ocurren. En ambos crímenes de Estado, el gobierno estaba atravesando por una crisis y necesitaba un escándalo para distraer la atención. En el caso de Otaiza los grupos que están en el poder pretenden poner a Maduro en el epicentro de la crisis, criminalizar a la oposición y atemorizar a los chavistas descontentos por la escasez de alimentos y la inseguridad», acota. También comenta que el excanciller José Vicente Rangel y el presidente Maduro coinciden en afirmar que el crimen fue planificado supuestamente en Miami. José Vicente lo dice de Anderson y Maduro de Otaiza.

Otras muertes «revolucionarias»

Pero lo que llama la atención de Medina son las muertes de dirigentes chavistas como Lina Ron y de William Lara. La primera falleció el 5 de marzo, el mismo día en que murió Chávez pero dos años antes, es decir, en 2011. En ese entonces, el ministro de Comunicación e Información, Andrés Izarra, anunció que la dirigente había muerto de «una enfermedad coronaria, de un infarto». Previamente Lina Ron había mantenido diferencias y críticas con grupos chavistas poderosos en el poder.

En cuanto a la extraña muerte del gobernador chavista de Guárico, William Lara, ésta ocurrió en un accidente. Su vehículo cayó al río Paya, cerca de San Juan de los Morros. En el incidente se salvó Alejandro Mirabal, guardaespaldas y conductor de Lara, quien murió ahogado.

Medina argumentó que una semana antes William Lara, cofundador del Partido Socialista Unido de Venezuela, había discutido con el presidente Chávez sobre la vinculación del narcotráfico en «su estado» Guárico. «Ninguna de estas dos muertes han sido investigadas», resaltó.

Por el lado del oficialismo, Diosdado Cabello, afirma que nadie le «saca de la cabeza» que a Otaiza «lo mandaron asesinar». El presidente del parlamento acusa a la oposición del crimen político, argumentando que en las redes habían mencionado a Otaiza y Freddy Bernal de ser los jefes de los grupos paramilitares conocidos como «colectivos» que han atacado a los manifestantes en las protestas.

El criminólogo Javier Gorriño dice a ABC que el asesinato de Otaiza tiene todas las características de haber sido cometido por el hampa común, pero que el gobierno de Maduro quiere convertirlo en un crimen político para no asumir la responsabilidad del desbordamiento de la criminalidad y la impunidad. «En lo que va de año, es decir, en sólo cuatro meses, se han cometido 4.680 asesinatos. El año pasado hubo 25.000 homicidios. Y los funcionarios públicos, como Otaiza, también son víctimas del hampa común”, añade Gorriño.

El periodista Nelson Bocaranda, en su columna «Runrunes» del diario El Universal, también señala que «para el Gobierno es peor que el crímen de Otaiza lo haya cometido el hampa común —mimetizada en una banda de menores, criminales harto conocidos por los pobladores del barrio La Palomera de Baruta— en vez del sicariato criollo o extranjero».

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