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¡RÉGIMEN SIN LÍMITES! Denuncian el uso de tortura como “terrorismo de estado” en Venezuela

Juan Carlos Nieto sabe como comportarse cuando se es víctima de un secuestro. Después de todo, el capitán retirado de la Guardia Nacional venezolana tiene, junto con su hermano Javier, una compañía de seguridad que precisamente entrena a ejecutivos como sobrevivir este tipo de situaciones, en un país que compite por convertirse en la capital de los raptos en el hemisferio.

Pero quienes le llevaban contra su voluntad, esposado dentro de un auto el pasado miércoles, no eran típicos criminales. Se trataban de agentes de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), que esperaban arrancarle al oficial mucho más que dinero, relató su hermano Javier Nieto, en una entrevista con el Nuevo Herald.

“Lo sometieron a torturas para que delatara que oficiales [activos] de la Guardia Nacional están en contra del régimen”, dijo Javier Nieto, quien también es un capitán retirado. “Esto es terrorismo de Estado en su máxima expresión. Lo que tenemos es al gobierno ordenando que venezolanos sean secuestrados y torturados”.

Represion de la Guardia Nacional en Bello Monte 20M (12)

Las torturas contra Juan Carlos Nieto fueron despiadadas, comentó Javier Nieto, quien logró hablar con su hermano, luego de que fuese entregado por sus captores a la Guardia Nacional.

Por cerca de 30 horas fue golpeado brutalmente por tres agentes de la DIM en la cabeza y en otras partes del cuerpo, agresiones que le provocaron un “traumatismo cráneo encefálico severo” entre otras graves lesiones, según se lee en un informe médico del Hospital Militar, donde se encuentra hospitalizado.

Los intensos golpes eran acompañados por descargas eléctricas que le eran aplicadas a través de baterías que tenían en el lugar. En otras ocasiones, le amarraron una bolsa plástica en la cabeza, lo tumbaban al piso mientras uno de sus torturadores se le montaba encima para ejercer presión sobre el pecho, dijo Javier Nieto.

Cuando los torturadores querían descansar, fumaban cigarrillos que luego apagaban sobre el cuerpo de la víctima, quien ahora está siendo acusado por el régimen de Nicolás Maduro de rebelión militar.

Pero los torturadores solo preguntaban que oficiales estaban en contra de Maduro, no si había militares conspirando o si había una conspiración, comentó Javier Nieto.

Es conocido que Juan Carlos Nieto, al igual que Javier, está en desacuerdo con el régimen. Es por ello que ambos terminaron saliendo de la Guardia Nacional.

Pero las acusaciones de conspiración presentadas contra el oficial retirado son fabricadas, dijo Javier Nieto, quien actualmente reside en el sur de Florida.

Guardia Nacional Bolivariana GNB Represion en Venezuela

“El único delito que pudo haber cometido es el de haber mantenido cierta relación y comunicación con oficiales que están muy preocupados por la actuación de la Guardia Nacional y de la Fuerza Armada [durante las manifestaciones] y más por la actuación de estos grupos paramilitares que están agrediendo y matando a la gente”, expresó Javier.

El oficial expresó preocupación ante la posibilidad de que los órganos represivos del régimen, encabezados por el ministro de Relaciones Interiores, Miguel Ramírez Torres, impliquen a su hermano junto con oficiales activos dentro de la Fuerza Armada en una nueva conspiración ficticia contra el régimen.

Los hermanos habían salido de la Guardia Nacional por estar en desacuerdo con el chavismo, pero ambos aún disfrutan de gran prestigio entre sus antiguos compañeros de grado dado a que fueron los primeros de sus respectivas promociones.

Pese a que sus familiares ahora entienden mejor lo que está ocurriendo con Juan Carlos Nieto, ese no era el caso al inicio.

El capitán retirado se encontraba en una fuente de soda en un centro comercial de Caracas, acompañado por su esposa y su pequeña hija a eso de las 7:15 p.m., cuando tres hombres vestidos de civil se les acercaron.

Uno de ellos le preguntó si se llamaba Juan Carlos y al responder que sí, los hombres se identificaron como agentes de la Dirección de Inteligencia Militar y le agarraron por un brazo.

El capitán trató de resistirse y los hombres sacaron sus armas y le apuntaron.

“El no estaba armado, y estaba con su esposa embarazada y su hija de 3 años. Preocupado por ellas, prefirió quedarse tranquilo y no ofrecer resistencia”, relató Javier Nieto.

Es allí cuando su esposa, Betzaida, dice que quiere acompañarlo. “¿A dónde se lo llevan?” pregunta, presa de los nervios.

Los hombres no contestaron y ella siguió preguntando: ¿Hay una orden de captura emitida de un juez? ¿Se lo llevan como testigo, o es un indiciado?

Los hombres son toscos y dicen que no tienen que dar respuestas y que lo mejor para ellos es que colaboren. Sin dejar de apuntarle con la pistola, se lo llevan.

Horas después, en la madrugada del jueves, Betzaida recibió una llamada. Le dijeron que su esposo está secuestrado y que tiene que pagar una recompensa si lo quiere volver a ver con vida.

Del otro lado de la línea, escucha fuertes golpes y gemidos. Y repentinamente una voz, la de su esposo, dice entre gritos que les de la plata que están pidiendo, “cumple las instrucciones”, dijo el secuestrado, según relata su hermano.

“Juan Carlos sabe de eso”, comentó Javier Nieto. “El estuvo en el área de Antiextorsión y Secuestro. El trataba de llevar bien las cosas para evitar que le hicieran más daño”.

Pero la familia pasa todo el jueves sin recibir más comunicación.

Es entonces cuando Betzaida, los padres del oficial y el abogado de la familia se dirigen a la Unidad de Antisecuestros de la Guardia Nacional en Caracas y ponen la denuncia, pensando después de la llamada que los hombres eran secuestradores que se hicieron pasar por agentes de la DIM.

Pero las autoridades no les prestan atención. Uno de los oficiales que estaba allí era incluso conocido de la familia, pero este dice que no puede hacer nada y como excusa dice que se trata de un caso bastante caliente.

Javier Nieto, entre tanto, recibe información confidencial de que su hermano está bajo custodia militar y que pronto enfrentaría cargos en su contra.

El viernes en la madrugada, los familiares reciben otra llamada. La voz dice que Juan Carlos Nieto estaba en un comando de la Guardia Nacional en la zona de Caracas conocida como Maripérez. Después logran hablar con él, desvariaba en la conversación, estaba mareado, pero estaba vivo.

Javier Nieto también habla con él mientras trata de salir de un vehículo estacionado cerca del comando de la Guardia Nacional. Curiosamente, atado al carro se encontraba un globo de color rojo.

Juan Carlos Nieto tratar de huir, pero el auto es súbitamente rodeado por agentes de la Guardia Nacional. Eran cerca de 10 agentes.

Habla con ellos, trata de ver si lo dejaban ir. Les dice que quiere un taxi, pero los agentes le dicen que no.

“Le dicen que están allí para llevarlo a la medicatura forense, que tenían que prestarle apoyo porque era un ciudadano herido”, relató Javier Nieto.

Lo terminaron llevando al Hospital Militar, donde luego se acercaron unos funcionarios de la DIM con una orden de detención, de un juez del tribunal tercero de control militar, acusado del delito de rebelión militar.

Javier Nieto dijo que sobre el caso de su hermano hay tres cabezas visibles.

“Esto es obra del general Miguel Ramírez Torres, que es el ministro del Interior y Justicia y es quien controla todo el aparato represivo. La cabeza número dos, es el Director de la Inteligencia militar, el general Hernández Salas, que es el que ordena toda esta macabra acción, y la cabeza numero tres es el general Rivero Marcano, que es el de la Guardia del Pueblo”, dijo.

A los tres responsabilizó por la vida de su hermano.

Con información de: El Nuevo Herald.

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