El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, visitó este 12 de julio un centro de detención de inmigrantes en Texas, en la frontera con México, y reconoció que es «duro» ver a las familias indocumentadas retenidas allí, pero defendió las condiciones en esas instalaciones frente al aluvión de críticas a su Gobierno.
Pence recorrió el centro de detención Donna cerca de McAllen (Texas), un campamento improvisado con tiendas blancas, tras ser instruido por el presidente estadounidense, Donald Trump, a viajar a esas instalaciones y llevar consigo cámaras para demostrar las presuntas buenas condiciones en las que están los inmigrantes.
«El presidente Trump quería que las cámaras estuvieran aquí para que ustedes pudieran ver de primera mano cómo estaban siendo tratadas las familias», aseguró Pence a su salida del centro.
«Es muy duro ver a las familias metidas en esta crisis» migratoria, admitió.
El vicepresidente interactuó con algunos de los indocumentados detenidos, entre ellos varios niños y dos mujeres, una de Venezuela y otra de El Salvador, en el centro de Donna.
Con la ayuda de un traductor, Pence les preguntó de dónde eran y si les estaban cuidando bien, a lo que las mujeres respondieron que sí, y el vicepresidente concluyó la conversación con un «que Dios les bendiga».
Con información de EFE
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