Un pueblo con hambre manipulado y humillado, por una minoría política opresora, repartiendo migajas y promesas incumplidas, con recursos del Estado ha mantenido a los pobres, más pobres y dependientes, para movilizarlos a su antojo, como ganado para el matadero. Humillante ver, como los sapos mayores en barrios, de todo el país, sacan de sus casas bajo amenaza, a una masa dependiente, para arrearla en camionetas, autobuses y camiones(del estado), para ser parte de la pantomima electoral del PSUV.
Al momento de escribir estas líneas, ya se observó el despliegue y usufructo oficialista, de logística con cualquier cantidad de recursos y medios, que pertenecen a todos los venezolanos, utilizados por el PSUV para promoción y transporte de seres humanos, como si fuesen ganado, llevado a un circo electoral que de no ser por la arepa, terror, y extorsión no superaría el 5% de los supuestos votantes que cacarean sufragarán.
Puede que bajo coacción logren transportar a centros Electorales a cientos o miles de personas, pero en cualquier momento, estallará en sus caras la olla de presión, que ellos mismos han creado, con la válvula de seguridad totalmente obstruida, desde hace más tiempo, del que el pueblo aguanta.
En el mejor de los casos, y si es que llegamos a las Parlamentarias, sin que esto ocurra el 6 de Diciembre los oprimidos coaccionados y empleados públicos extorsionados, no votarán o votarán en secreto, nulo o contra el hambreador; ni siquiera con mil millonarios recursos dilapidados y por dilapidar para manipular y seguir embruteciendo al lumpen que han venido multiplicando, escaparán a la debacle electoral que les espera en próximas elecciones Parlamentarias.
Tras 15 años de mentiras, ineptitud, corrupción, represión e inconstitucionalidad, se les agoto el libreto ya no hay a quien echarle la culpa de la ruina del país, acabaron con todo, el lumpen no entiende de política, pero sí la percibe: como hambre, necesidades y penurias sin resolver, ya no podrán continuar arreándolos con más mentiras o el cuento de los pelucones, pues ahora todos sentimos en carne propia que llegamos al “llegadero”.
Por Ruiz Pineda Vía DT.