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¡DIRECTO Y EXPLOSIVO! “Todos los escoltas de Robert eran malandros”, dicen los vecinos

Juan, un vecino de toda la vida del diputado, en el Centro Residencial Palmita, siempre desconfió del aspecto de los guardaespaldas del parlamentario. Uno de los detenidos por el crimen es el funcionario de Policaracas Edwin Torres, quien trabajaba en la seguridad del dirigente oficialista. Además estarían involucrados dos hombres de nacionalidad colombiana que no han sido capturados.

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El frutero de la esquina de Piedras, a dos cuadras de las instalaciones de lo que una vez fue Radio Caracas Televisión, ofrece como todos los días sus aguacates y mandarinas a los transeúntes. Aunque la calle frente al Colegio Nuestra Señora de Lourdes está colapsada por el todo movimiento que genera un jueves de mercado en Quinta Crespo, los lugareños lo manejan con naturalidad: hacen sus compras, buscan los muchachos en la escuela y comentan el incidente ocurrido el miércoles con el colectivo Escudo de la Revolución.

A sólo un par de cuadras, después de sortear talleres, imprentas, abastos y panaderías, en la esquina de Palmita, en la parroquia Santa Teresa, está el Centro Residencial Palmita. Un conjunto de apartamentos con una distribución muy peculiar. Está conformado por 3 torres de 26 pisos que datan de aproximadamente 30 años. Todas llevan el mismo nombre y se diferencian con las letras del abecedario, sin embargo están separadas y ubicadas en dos calles distintas.

En un apartamento de la torre B, entre las esquinas de Palmita y Tablita, nació y se crío el diputado Robert Serra. “Lo conozco de toda la vida. Tengo 25 años aquí. Siempre fue un muchacho muy colaborador y amable con sus vecinos. Tengo dos hijas que estudiaban en la UCAB y a veces se iban juntos en la camionetica o se encontraban en la universidad y él las acompañaba”, contó un vecino del parlamentario que fue asesinado el pasado primero de octubre en La Pastora.

En la cuadra, donde pasó su infancia y adolescencia, recuerdan al diputado como un joven muy inteligente y estudioso. Todos refieren su capacidad de oratoria y su trabajo como líder social desde que era un jovencito. “Era un muchacho ejemplar, siempre ayudando a la comunidad. Tenía el poder de la palabra. Hace apenas una dos semanas estuvo aquí en una reunión con la junta comunal para discutir sobre la problemática de la parroquia”, dijo Fidel Rodríguez, artista plástico que tiene su taller a pocos metros del edificio donde Serra vivía con Zulay, su mamá; y sus hermanos Bárbara y Oliver.

Rodríguez recuerda que conoció a Serra cuando éste tenía 17 años. “Me llamo la atención por la forma en que hablaba. Era como lo bautizó (el presidente Hugo) Chávez: ‘la ametralladora’. Estudiaba mucho, tenían un master en Derecho Penal. Se destacaba y no lo podían opacar por ningún lado. El camino de él era la patria y dejó un legado a la juventud del país”, apuntó.

Las manifestaciones de aprecio hacia el diputado Robert Serra y su familia fueron casi unánimes. “Su mamá pertenece al consejo comunal y hace una importante labor social en la parroquia”, dijo un vecino, mientras tomaba un jugo de naranja en un puesto a media cuadra del edificio Palmita.

En el ascensor de la torre B, Ana, una mujer de poco más de 70 años, calificó lo ocurrido al parlamentario como “una infamia”. También conoció al diputado desde que era un niño, no lo recuerda involucrado en travesuras de infancia. Como el resto de los vecinos, asocia a Serra con el estudio. “Era muy buen muchacho, le prestaba sus libros a unas muchachas del edificio”. Cuando concluyó el periplo de casi 20 pisos, Ana lamentó: “Esa madre no se merece eso. Siempre fue una mujer trabajadora”.

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